BAJO EL PESO DEL DESÁNIMO

BAJO EL PESO DEL DESÁNIMO

Por: Marilú de Girón

Es fácil caer en una actitud de desánimo y desconsuelo ante las circunstancias que muchas veces pasamos. Esta emoción puede enturbiar el presente y el futuro de aquellas personas que lo padecen, afectando también a las personas a su alrededor. ¿Te has sentido alguna vez desanimada? El desánimo es como una sombra, pero siempre podemos encontrar una luz más allá de ella.

¿Qué es el desánimo?

El desánimo es un estado emocional, en donde perdemos la motivación, energía y esperanza. Sin embargo, es importante recordar que el desánimo no define quiénes somos. En muchos casos, es una señal de que necesitamos detenernos, orar, reflexionar y quizás reorientar nuestras metas.

…”En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”.  Juan 16:33 NVI

El desánimo nos auto elimina del servicio a Dios, de nuestras relaciones en el hogar, en el Ministerio Nueva Mujer, en el trabajo, etc., no escuches las voces que te dicen: no lo lograrás, es difícil, no puedes, eso nunca cambiará, entre otros. Mantén tu vista y oídos puestos en el Señor y continúa adelante aun cuando el origen de tu desánimo no se haya resuelto. Recuerda que Dios es fiel, el desánimo y las aflicciones son temporales, pero la victoria que tenemos en Él es eterna.

…En el mundo tendréis aflicción…; la advertencia de Jesús sobre las situaciones que podemos enfrentar nos ayuda a estar conscientes y confiar en Sus Palabras: “…anímense, Yo he vencido al mundo”. Nosotras podemos confiar en Él y en Su poder para obtener la victoria.

¿Cómo afrontar el desánimo?

Afrontar el desánimo puede ser un desafío, por supuesto, esto no significa que el desánimo pueda ser evitado completamente, pero sí podemos limitar su poder de acción y evitar que se convierta en un estilo de vida que nos perjudique en nuestra relación con Dios y con los que nos rodean. Tomemos en cuenta los siguientes pasos:

  1. Reconoce el gran poder de Dios en tu vida
  2. Reconoce cuando estás desanimada
  3. Establece pequeñas metas que puedas lograr
  4. Haz cosas que disfrutes
  5. Practica la gratitud
  6. Reflexiona y agradece sobre lo que Dios te ha dado
  7. Comparte con personas con madurez espiritual cuando te sientas desanimada
  8. Recuerda que todos enfrentamos momentos difíciles
  9. Reconoce tus limitaciones
  10. Descansa y cuida de ti misma
  11. Lee la Palabra de Dios y memoriza Sus promesas

Para terminar esta reflexión, como mujeres, a menudo sentimos la presión de ser fuertes en todo: en lo espiritual, en el hogar, en lo laboral. Pero no somos invencibles. Tenemos límites, y reconocerlos es parte del cuidado que Dios quiere para nosotras. Ignorar nuestras necesidades puede llevarnos al desánimo y al desgaste.

Por eso, es vital tomar pausas: descansar, buscar momentos a solas, y sobre todo, conectar con Dios. Jesús mismo se apartaba para hablar con su Padre. Si Él lo hacía, nosotras también lo necesitamos.

Salmo 27:13-14 dice: “Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes. Pon tu esperanza en el Señor; cobra ánimo y ármate de valor, ¡pon tu esperanza en el Señor!”  NVI

Detente, respira, camina, admira la creación, y deja que Dios renueve tus fuerzas. 🌿💜

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