Por: Licda. Betty de Herrera

En un anuncio de televisión escuché esta frase “Confiar es maravilloso”. En la imagen estaba un padre enseñando a su pequeño hijo a manejar bicicleta, el niño se veía feliz y en su rostro se reflejaba una confianza absoluta en su papá, quién sostenía sus pequeñas manitas y al mismo tiempo guiaba el manubrio de la bicicleta.

Me impresionó este anuncio, y también la frase, porque me hizo reflexionar en lo afortunados y bendecidos que somos los cristianos de tener a un buen Padre en quien confiar.

¿EN QUIÉN CONFIAMOS?

Cada persona podría enumerar una serie de cualidades que debe tener una persona para poderla considerar digna de su confianza. Pero, en general, los seres humanos siempre vamos a confiar en alguien que consideremos más grande, más fuerte, más sabio, que me puede defender, que me da seguridad.

Es por eso que podemos confiar en Dios, porque sabemos que Él es mucho más grande y poderoso que nosotros.

El profeta Isaías declara en Isaías 26:3-4 RVC: “Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza. Confíen siempre en el Señor, porque él es la Roca eterna.”

Cuando estamos confiando en Dios tenemos paz, porque es cuando realmente sentimos seguridad, porque tenemos la certeza que nada ni nadie podría hacernos daño si estamos en las manos de Dios y cuidados por Dios. Por eso es que podemos sentir confianza.

Confiar en Dios es maravilloso porque, sin importar la situación por la que estemos pasando, tenemos la certeza que allí está Dios Todopoderoso que cuida de nosotros y que hará que todo obre para bien en nuestra vida.

Mantengamos la certeza que Dios nunca cambia y que Sus promesas son verdad, Dios cuidará de nosotros siempre, así lo dice Su Palabra en Isaías 46:4 RVC “Yo mismo los seguiré llevando, hasta que estén viejos y canosos. Yo los hice, yo los llevaré. Yo los apoyaré y los protegeré.”

Creamos en esta verdad y vivamos confiadas en Dios. 

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