Por: Brenda de Orellana
Dios es bueno y nos creó a Su imagen y semejanza, y espera que actuemos como Él con nuestros semejantes.
A lo largo de la historia, la idea de lo bueno ha ido cambiando, se relaciona la bondad con generosidad, amabilidad y respeto, sin embargo, ser bondadosas es un valor que se transforma en muchas formas de actuar en beneficio de los demás: una palabra de ánimo, el desprendimiento de algo que puede servirle a alguien, un abrazo, un poco de nuestro tiempo para poder escuchar, aconsejar o compartir lo que Dios pone en nuestro corazón, eso hace la diferencia entre nosotras y el mundo que muchas veces vive para sí mismo y no se compadece de los demás.
La Biblia nos dice que la bondad es fruto del Espíritu Santo en nuestra vida, (Gálatas 5:22) podríamos decir que, es una cualidad externa de lo que Dios ha hecho en nosotras.
EL BUEN SAMARITANO
En Lucas 10:25-37 se nos cuenta la parábola del buen samaritano, aquí Jesús nos muestra la bondad de un hombre al salvar la vida de otro.
En la enseñanza podemos ver la mala actitud de 2 personas religiosas, y la buena actitud de un hombre originario de Samaria hacia un hombre judío herido y que, a pesar de ser originarios de ciudades rivales, fue capaz de ayudarlo. El samaritano mostró bondad y no se negó a invertir su tiempo y dinero para poder ayudarle.
En la actualidad hay muchas personas padeciendo de alguna necesidad y algunas veces como el levita y el sacerdote, nosotras también podemos tener una actitud indiferente a la necesidad de los demás, pensando en no tengo con qué ayudar, no la conozco, alguien más le va a ayudar, el samaritano tampoco conocía a esta persona, lo ayudó y lo hizo sin esperar recibir algo a cambio.
Para ser bondadosas solo debemos estar atentas y dispuestas a hacerlo, no importa si es mucho o poco, nuestro ejemplo, nuestra fuente de bondad es Dios. La Biblia dice: “Pero Dios demuestra su propio amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 5:8 (NVI)
Para finalizar, practicar la bondad debe convertirse en un hábito en nuestra vida, siempre buscando el beneficio de nuestro prójimo, sin importarnos si los demás se dan cuenta o no, de esos pequeños actos que hacemos. Dios sabe y conoce nuestro corazón.
¡Dios te bendiga! ![]()
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