OÍR

Por: MSc. Aleyda Bedoya de Sánchez

Oír en la Biblia es una palabra que va más allá de un concepto de recibir sonidos, palabras o frases, es una acción que nos demanda prestar atención, obedecer, ser sensible al sentimiento, emociones, instrucciones y a la dirección de Dios.

Sabemos que como mujeres necesitamos encuentros, relaciones, comunicación y conexiones humanas, sin embargo, hoy con tantas distracciones al mismo tiempo, estamos perdiendo la habilidad del oír y poner atención para convertirlo en escuchar, estamos lamentándonos de lo que no fue, y preocupándonos de lo que puede suceder, pero muy pocas veces estamos en el presente.

EL PRIMER DEBER DEL AMOR ES ESCUCHAR

Se dice que cada vez la comunicación y sus herramientas parecen ser más necesarias en este mundo globalizado y conectado; pero tomamos muy poco tiempo para oír o escuchar lo que realmente es importante.

Uno de los tesoros más valiosos que Dios desea otorgarnos es el de comunicarse con nosotras, y para ello nuestros oídos deben estar conectados a la voz de Dios, sin embargo, las mujeres estamos más atentas a querer hablar con el mundo exterior.

Unas de las disciplinas internas que podemos practicar, para despertar el arte de oír, y oír lo que Dios quiere hablarnos directamente es: EL SILENCIO.

Lee Eclesiastés 5:1-2

El silencio no significa que Dios no está actuando en nuestra vida y en nuestras circunstancias.

Un breve momento de silencio es una ventana de oportunidad para mantener nuestro horario organizado y ordenar nuestras prioridades, cuando hacemos esto, nuestras decisiones se vuelven más cuidadosas y decisivas.

Dios quiere que tengamos un nuevo nivel de conexión con Él, aumentar nuestro espíritu de entendimiento en Su palabra y experimentar la serenidad y paz que sólo proviene de Él.

Al hacer silencio, ponemos nuestra esperanza en Dios.

En la Biblia, el rey David escribió: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades”. Salmos 37:7

Otra de las formas de oír a Dios es a través del descanso. Estamos constantemente tratando de solucionar acontecimientos de forma rápida, y la rapidez no siempre es sostenible con el tiempo porque desgasta nuestra energía, nuestra fe y nuestros recursos.

El descanso: También llamado reposo, quietud o pausa activa, lleva al cuerpo a un nivel de relajación y reduce la tensión física mental y espiritual.

 “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…” Salmos 46:10

No cabe duda de que Dios habla de muchas maneras, pero algunas veces insistimos clamando, orando y solicitando a Dios para que nos dé una instrucción o un consejo, sobre una decisión que debemos tomar, nuestra angustia nos lleva a no dormir, ni descansar, esperando que algo pase lo más pronto posible.

Job 33:14-16 LBLA dice: “Ciertamente Dios habla una, y otra vez, pero nadie se da cuenta de ello. En un sueño, en una visión nocturna, cuando un sueño profundo cae sobre los hombres, mientras dormitan en sus lechos, entonces Él abre el oído de los hombres y sella su instrucción,”

La misma palabra de la Dios nos dice que el sueño es un estado necesario para nuestro cuerpo y tiene un gran impacto en nuestro estado espiritual.

Si recordamos una de las frases de nuestras abuelitas, es que siempre decían “hay que consultarlo con la almohada”, esto nos exhorta a que no siempre debemos tomar los asuntos a la ligera, con presión, estrés y juicios humanos. Sino que, debemos ejercitar el arte de escuchar a Dios, Su palabra, a nuestros seres queridos, amigos y escuchar el consejo.

28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen”. Lucas 11:28 NVI

Si logramos oír la voz de Dios seremos dichosas. ¡Dios te bendiga!

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