SIEMPRE ESTAMOS DANDO

Por: Sandra de Zepeda

Cuando el apóstol Pablo se estaba despidiendo de una iglesia que fundó en la ciudad que se llamaba Mileto, llamó a los ancianos y les dijo estas palabras: “35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:35 RVC

El apóstol Pablo, probablemente, se estaba refiriendo a que una persona es más afortunada cuando da que cuando recibe, porque antes de poder “dar” se ha recibido la bendición de parte de Dios.

Dios ya nos bendijo, y lo hizo desde el momento que nos dio la vida, salud, padres que nos criaron, techo, comida en la mesa; también es una bendición tener esposo, hijos, etc., porque si nos ponemos a contarlas, son innumerables las bendiciones que hemos recibido de Dios a lo largo de nuestra vida.

Y es por ese ejemplo que hemos recibido de Dios, que también nosotras debemos hacerlo, porque, aunque no nos demos cuenta siempre estamos dando, ya que por gratitud a Él respondemos a todas las bendiciones cuando le servimos a nuestro esposo, a nuestros hijos, a nuestra familia, a nuestros amigos, en la congregación donde estamos, etc., y cuando le pedimos a Dios que nos use, conforme Su voluntad porque queremos agradecerle que Él ya nos bendijo.

Y para hacer estas cosas no nos tienen que leer un versículo de la Biblia cada vez que vamos hacerlo, lo hacemos por instinto, por amor a nuestro prójimo (Mateo 19:19). Y si en algunas ocasiones hacemos aun más de lo que nos piden o tenemos que hacer, es porque estamos agradecidas con nuestro Padre, por eso damos gracias a Dios siempre, como dice Colosenses 3:15 pues estamos conscientes de donde proviene todo lo que tenemos (Mateo 6:26).

DAR CON GRATITUD

Sabemos que debemos dar con gozo, con agradecimiento y conforme a nuestras posibilidades. La Biblia nos habla de ofrendar y diezmar, hemos escuchado prédicas sobre este tema, nos han dado testimonios de cómo Dios ha bendecido tanto al que da, como al necesitado, entonces ¿por qué no ofrendamos y diezmamos? ¿por qué nos ofendemos o molestamos cuando nos piden que lo hagamos? ¿por qué nos negamos a animar a otras personas a que lo hagan? Si sabemos con certeza que es un mandato de Dios y que lo debemos hacer con gozo y gratitud.

Cuando damos no lo debemos hacer para recibir algo a cambio, sino por amor a Dios, por obediencia, por cumplir sus mandamientos, porque lo reconocemos como el único Dios, dependemos de Su amor, y porque queremos obedecer todos sus mandamientos, como amar al prójimo, ofrendar y diezmar.

Así que le ruego a El Espíritu Santo que nos redarguya a cada una de nosotras, para ofrendar y diezmar de acuerdo a nuestro corazón agradecido.

Dios te bendiga.

#NuevaMujer #LunesDeReflexión #Mujeres #UnaVozDeDiosParaTi #DAR

Deja un comentario