«Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12

Jesucristo dice: “Yo soy la luz del mundo”. La luz que nos ofrece Jesús va más allá de únicamente ver con nuestros ojos, es una luz con cualidades eternas: de esperanza, de salvación y sanidad, de cambios en la vida del hombre.

El mundo se encuentra listo para perecer, pero el inmenso amor de Dios por el mundo, trajo el inmenso Regalo de dar a Su Hijo para la humanidad, para que así todos recibamos el fruto de liberación, vida eterna, salvación y sanidad. Juan 3:16

Esta es la luz del Mundo nuestro Señor Jesucristo.

Así como la luna refleja la luz del sol, de esa misma manera la Luz de Cristo debe reflejarse en nosotras, iluminando nuestro entorno, todo y a todos los que nos rodean.

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.” Mateo 5:14-15

En estos versículos podemos ver que Jesús nos da el mismo título distintivo que se aplica a Sí mismo en Juan 8:1.

Jesús nos da a entender que nosotros brillamos con la luz que Él nos da y por la virtud de Su Espíritu que habita en nosotros. No brillamos porque seamos luz por nuestra propia naturaleza, ya que la luz de Jesús brillará en nosotros por tener su mismo entendimiento y su misma mente. Lee Filipenses 2:15.

De acuerdo a lo anterior, debemos ser cristianas continuamente guiadas por el Espíritu Santo, sin confiar en nuestra carne, cumpliendo hasta el final de nuestra vida la perfección en Cristo, que ciertamente aún no hemos alcanzado, pero proseguimos hacia ella, esforzándonos en hacer Su voluntad para conocer las revelaciones de Dios, y brillar como estrellas en el firmamento.

Como conclusión, cada creyente se convierte en una antorcha espiritual encendida al aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador, cuando todos los creyentes reflejemos la luz del mundo encendida en nuestra vida, habrá claridad para la humanidad.

¿Eres tú un luminar en el mundo? ¿La luz de Jesús ilumina tu vida para reflejarla a los demás?

Oremos para que así sea. ¡Dios te bendiga!

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