LA CARRERA DE LA FE

la carrera de la fe

 

La carrera de la vida en Cristo requiere de un gran esfuerzo, una entrega y sobre todo un gran compromiso con lo que quieres y contigo misma. En la carrera lamentablemente no hay atajos ni podemos hacer trampa.

Muchas se dan por vencidas antes de lograr lo que quieren en el Señor ¿A cuántas has conocido que ya no quieren saber nada de Dios?

La vida es un desafío, un reto, cada una hemos atravesado por problemas. La adversidad cansa, pero es el obstáculo que tenemos que vencer para llegar a la meta. No hay esfuerzos estériles, todos tienen su recompensa.

“Esfuérzate y sé valiente, no temas ni desmayes.” Josué 1:9

En el mundo podemos ver carreras y notamos a todos los participantes compitiendo entre ellos para ver quien llega primero. Pero, en la carrera de Cristo no se trata de competencia, sino de AYUDA al que se está rezagando, levantar al que cae, animar al cansado para que todas podamos llegar a la meta. Podemos ver a las demás participantes con indiferencia o ayudarlas y levantarlas. Si vas bien en la carrera, ¡¡GLORIA A DIOS!! Pero sigue ayudando a otras para que junto a ti lleguen a la meta. “Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.” 1 Tesalonicenses 5:11.

Es muy probable que en este 2019 hayas enfrentado situaciones difíciles, te hayas agotado o hayas querido dejar la carrera. Pero sabes algo, Cristo mismo nos ayuda a llegar a la meta.

Si necesitas dar ese esfuerzo extra, no estás sola, Él te dará las fuerzas, es una promesa que está en Su Palabra. Isaías 40:29 dice: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna.

¡Disfruta de la carrera lo más posible! “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe…” (Hebreos 12:2)

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LLAMADAS A SER MENSAJERAS DEL EVANGELIO

MENSAJERAS

Un Apóstol es un Mensajero, es aquella persona a la cual se le ha encomendado que entregue un encargo a otra persona, ese encargo puede ser un paquete, una carta, etc., y también podría ser un mensaje oral, hablado.

Pablo no dudaba en reconocer “por la gracia de Dios soy lo que soy”, un apóstol, un mensajero de Dios, un hombre que desde su encuentro con Jesucristo consideró como la meta de su vida llevar el mensaje del Evangelio a todo lugar y a toda persona. Para Pablo la Buena Noticia del Evangelio fue tan importante que dedicó su vida entera a difundirla, hasta el día de su muerte.

Ser mensajeras del Evangelio es una obligación que adquirimos en el momento en que recibimos a Jesucristo como Señor en nuestra vida, ya que le recibimos a Él como consecuencia de haber escuchado el Mensaje del Evangelio.

Estamos acostumbradas a pensar que es responsabilidad de otros el transmitir el mensaje del Evangelio, pero la verdad es que esta responsabilidad la tenemos TODOS los cristianos y es una responsabilidad que una Nueva Mujer debe cumplir.

Jesús le encarga a todos sus discípulos que transmitan este mensaje porque según dice 2 Pedro 3:9 “…Él no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” y debemos estar conscientes que existen personas que quizá la única oportunidad que tendrán de oír el mensaje del Evangelio será a través de ti, que eres una Nueva Mujer y por lo tanto una discípula de Jesucristo.

1 Timoteo 2:4 dice: «el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad».

No te pierdas la oportunidad de servir a tu Señor y a tu prójimo a través de obedecer Su mandato divino de llevar el mensaje.

¿Quien dice YO acepto el llamado?

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QUE TU AMOR NO SE ENFRÍE

que tu amor no se enfríe

Cuando una persona tiene algunos años de estar casada, es bonito recordar cuán enamorada estaba de su cónyuge cuando recién se habían casado. La ilusión de construir un hogar, de mantener y hacer crecer más el amor hacia su pareja.

Cuando se habla de la relación de Jesús y su iglesia, se usa la comparación de esposo y esposa. Si usamos esa comparación podemos hacernos las siguientes preguntas:

– ¿Soy espontáneamente cariñosa con Dios como solía ser, o estoy esperando que únicamente Dios sea cariñoso conmigo?

– ¿Todo en mi vida (mis pensamientos, mis palabras, mis acciones) llena Su corazón con alegría?

– ¿Me quejo constantemente de las cosas que no parecen estar sucediendo como yo quisiera? ¿O le doy las gracias con el entendimiento que Dios sabe lo que es mejor para mí?

– ¿Mi vida ha sido, y sigue siendo, un testimonio de Su grandeza?

Nosotros lo amamos a él, porque él nos amó primero. 1 Juan 4:19 RVC

Dios nos ha amado desde siempre, pero es triste pensar en la posibilidad que llegue el momento en que debido a que descuidamos nuestra relación con Dios, Él pueda llegar a decirnos:
Ustedes no están enamoradas de Mí ahora, pero yo recuerdo un tiempo cuando ustedes sí estaban enamoradas y me buscaban constantemente…

Leamos lo que dice este versículo: “Pero tengo contra ti que has abandonado tu primer amor.” Apocalipsis 2:4 RVC

Tenemos que cuidar el compromiso que un día hicimos con Dios. Hagamos memoria y recordemos:

– El día cuando renuncié a seguir en “mis caminos” para tomar el camino que Él me mostró.
– Ese amor por Jesús que “rebalsaba en mi corazón”
– Cuánta devoción tenía hacia Jesús.

“Yo sé todo lo que haces, y sé que no eres frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras frío o caliente! Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” Apocalipsis 3:15-16 RVC

Nuestra devoción a Jesús debe ser absoluta.
Démosle el primer lugar al amor por Jesús. Consagrémonos totalmente a Él (constantes en orar y leer Su Palabra).
Evitemos ser tibias en nuestra fe, que cada día aumente más y más la pasión por El Señor.

Por otra parte, puede ser que digas ¡Jesús aún es la prioridad número uno en mi vida!, qué bueno que así sea y te exhortamos a que así continúe siendo. ¡Que tu amor no se enfríe!

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