JESÚS, LA ÚNICA PUERTA

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“Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo, llámenlo mientras está cerca.” Isaías 55:6 Versión DHH
Muchas situaciones difíciles nos pueden ocurrir, y aún creer que estamos al borde de la muerte. Sin embargo, Dios nos dice: “Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma”. Deuteronomio 4:29
 
Buscarlo quiere decir, averiguar de Él, saber lo que Él dice, aprender de Él, seguir Su consejo, obedecer Sus mandatos.
La Biblia es una declaración del compromiso y amor de Dios para nosotras. Ese amor es tan grande que envió a su único Hijo; no envió un ángel u otra persona, envió a Su Hijo a morir en una cruz, y así pagar por nuestros pecados. Lo hizo para que nuestros pecados fueran pagados en su totalidad y para volver a tener una relación con nosotras. Dios espera que reconozcamos el sacrificio que Su Hijo hizo y que le demos gracias por algo que fue inmensamente doloroso y difícil.
 
Jesús dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”. Juan 10:9
 
Jesús es la única puerta para acercarnos a Dios, y Él espera que nos demos cuenta de ello, antes de que la puerta se haya cerrado para mí y como Jesús dice: “Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.” Lucas 13:25
 
Dios espera que entremos por la puerta que Jesús abrió para nosotras, que recibamos Su amor, ese amor que mostró a través del sacrificio de Su Hijo.
 
Que Dios nos ilumine para volvernos a Él y manifestarle nuestro amor. 🙋‍♀️💜
 
 

SACIA TU SED

SACIA TU SED

 

Jesús dijo: “…Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” Juan 7:37-38.

Así como el agua es normal para nuestra vida y no podemos vivir sin ella, Jesús nos ofrece esa agua porque desea cubrir todas nuestras necesidades.

Reflexiones acerca de Juan 4:1-41

Samaria, era una nación compuesta por personas de origen judío, pero que, en años anteriores, se habían mezclado con los conquistadores asirios. Y habían desarrollado una religión en que se combinaba la idolatría pagana con el culto de Dios.

Una mujer de la cual no sabemos su nombre, pero se le conoce como la Samaritana, iba todos los días a buscar agua al pozo. Jesús se fijó en ella. Y para llamar su atención comenzó presentándole su propia necesidad: “dame de beber” (Juan 4:7). La mujer reaccionó sorprendida por la conducta del Señor Jesús para con ella.

Después que Jesús le da a conocer quién era, enfocó su sed en la realidad personal que ella vivía. Lee Juan 4:16-18.
El Señor Jesús conoce cada aspecto de nuestra vida con detalles.

Como puede ocurrir con nosotras, ella no quiso que pusiera en evidencia su vida íntima, desvió la conversación, sin embargo, la luz empezó a alumbrar ante aquella mujer. Nótese como iba conociéndole:
• Primero se refería al Señor Jesús como judío. (4:9)
• Luego lo llamó Señor. (4:11)
• Después lo identifica como un profeta (4:19) por el conocimiento que Él tenía de ella.
Ella esperaba al Mesías (4:25), fue entonces cuando ella recibió la confesión más hermosa que Él haya podido darle a cualquiera de sus discípulos. (4:26) “ Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.”

Muchas veces queremos evadir la llamada de atención del Señor Jesús con respecto a nuestra conducta. Tratamos de buscar faltas en otras personas y no queremos vernos a nosotras mismas, sin percatarnos que El Señor Jesús está presente para perdonarnos, amarnos y continuar nuestro camino sin poner sobre nosotras el dedo acusador, además cubrir cualquier necesidad que estemos enfrentando de cualquier índole.

La mujer Samaritana dejó fluir ríos de agua viva…

Ella olvidó sacar agua del pozo, dejó el cántaro y se fue a la ciudad y anunció a la gente de su pueblo su encuentro con el Mesías. Ella creyó, bebió el agua viva e inmediatamente se convirtió en una fuente para saciar a otros. El resultado inmediato fue que ellos fueron a buscar a Jesús (Juan 4:30). Llegaron y creyeron en Él por el testimonio de ella (4:39) y por la palabra de Jesús mismo (4:41) que le había perdonado.

En conclusión, el Señor Jesús sigue interesado en toda persona sedienta de Él. Está interesado en ti. ¿Has bebido del agua Viva?

Pidamos al Señor Jesús que salgamos como la Samaritana a contar de la fuente inagotable y así bendeciremos a otras mujeres.  

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ENVIDIOSA, ¿YO?

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Envidiar es querer lo que tiene otra persona, es sentir dolor y muchas veces rabia por lo que otras han logrado o por lo que nosotras aún no hemos alcanzado.

Todas tenemos metas y sueños, y podemos optar por admirar o envidiar a las personas que los han logrado; la envidia es la reacción tóxica de esa admiración, ésta te hace desear lo que la otra persona tiene y, en consecuencia, tienes el impulso de dañar o quitar lo que otro posee.

En la Biblia en Eclesiastés 4:4 nos dice: “He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu”.

¿SERÉ ENVIDIOSA?:

Romanos 12:3 “…ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado.” (NTV)

La envidia puede iniciar con un pequeño pensamiento: ¡No es justo!, ¿Quién se cree que es?, ¿Por qué siempre ella?, los pensamientos por pequeños que sean pueden desviarnos del deseo profundo de nuestro corazón y el propósito de Dios para nuestra vida. Si consideramos el consejo del apóstol Pablo, podemos iniciar evaluándonos y creyéndole a Dios en todo lo que Él dice de nosotras.

PASOS SENCILLOS PARA SALIR DE LA ENVIDIA:

a. Ten fe en lo que Dios dice de ti y en ti misma.
b. No te metas en la vida de nadie, deja de mirar a los demás.
c. No te engañes, no existe la “envidia buena” ni la “envidia santa.
d. Sé una mujer agradecida.
e. Fomenta una buena relación con Dios.

Concluyendo, la envidia es un pecado que también nos impide heredar el reino de Dios, y como Nuevas Mujeres, porque hemos nacido de nuevo, debemos quitar ese pecado que afecta nuestra relación con Dios, y que lastima a todas las personas a nuestro alrededor y a nosotras mismas.

Lee lo que dice la Biblia acerca de las obras de la carne en Gálatas 5:19-21.

En su lugar, debemos procurar el fruto del espíritu del que habla la Biblia: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.

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HE AQUÍ YO ESTOY A LA PUERTA…

PUERTA

“He aquí estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y el conmigo”  Apocalipsis 3:20.

La intimidad con Dios es personal y sí la podemos perder por el peso y afanes de nuestro diario vivir, por la rutina, por descuido y dejar de creer en Él en alguna situación. La limpieza del corazón es fundamental para quien desea intimidad con Dios, es necesario asumir que no podemos o no debemos seguir pensando y actuando igual que antes, cuando no le conocíamos. 1 Pedro 1:13-15.

 Comprendemos entonces que toda clase de pecado también nos separa de Dios y nos hace perder la intimidad con Él. Hay cosas muy sencillas que nos pueden separar de Dios porque Él es un Dios celoso, pero, cuando nuestras fuerzas humanas se acaban, viene de vuelta la necesidad de buscarlo y es ahí donde debemos buscarlo en el lugar adecuado y del modo adecuado.

Hoy es el tiempo de tomar decisiones claves en nuestra vida espiritual y no dejar para otro día lo que debemos hacer HOY, Dios, nuestro Amado nos llama a su recámara de amor, porque desea estar con nosotras en la intimidad, vamos a escuchar su voz o lo dejaremos fuera.

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GLORIÁNDOME SEGÚN EL CONSEJO DE DIOS

 

GLORIÁNDOMESEGUNELCONSEJODEDIOS

Dios nos ha dado dones a cada una y cada persona tiene sus logros y éxitos. Sin lugar a duda, todos tenemos de qué gloriarnos, por lo que somos, tenemos o representamos.

No hay nada malo en que los demás reconozcan que tenemos ciertas habilidades, conocimiento, valentía, poder o riqueza. No hay problema en que yo también lo reconozca. Lo que sí es un problema, es que no reconozca: al que me provee, lo que soy, lo que tengo y represento. Otro problema sería, que tampoco entienda la razón o el propósito para lo que soy, lo que tengo y represento.

La Biblia nos ayuda a entender esto cuando nos dice: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” Efesios 2:10.  Esto quiere decir que Dios siempre ha tenido planes para cada una de nosotras.

Dios a través del profeta Jeremías aconseja:

“…Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza.  Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el Señor Jeremías  9:23-24 NVI

Dios quiere que Primero, nos gloriemos en conocerlo y entenderlo. Segundo, que reconozcamos y demos gracias por lo que Él nos ha dado y por darnos la oportunidad de servirlo. Tercero, quiere que estemos conscientes de que Él es misericordioso, que actúa según Su Palabra, y por ende, que es justo.

¡Oramos para que tengas una semana bendecida!