SIENDO COMO NIÑOS

SIENDO COMO NIÑOS

Licda. Cecilia Lima de Cahuex

Jesucristo dijo:”… En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Mateo 18:3 LBLA.

Esta escritura, nos llama a adoptar una actitud y un corazón que reflejen la humildad, pureza, sencillez y confianza de un niño, cosas dignas de imitar en ellos, y que los adultos por las circunstancias, los problemas, los afanes que nos inundan día a día olvidamos apreciar aquellos pequeños detalles, que sin duda los niños disfrutan y aprecian en cada momento.

De 4 a 6 años aproximadamente, los niños descubren la dualidad de causa y efecto, despiertan más conciencia sobre lo que está a su alrededor y empiezan con la pregunta clásica del ¿Por qué? Quieren conocer y descubrir todo a su alrededor.

Cuando llegamos a Cristo nosotras debemos interesarnos por aprender todo lo que conlleva, conocer los principios y mandamientos que Dios ha establecido en Su Palabra, de manera que adoptemos para nuestra vida, Su manera de vernos y amarnos, debemos estar dispuestas a ser transformadas como nos exhorta el apóstol Pablo en Romanos 12:2: “No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto”. DHH

Conductas dignas de imitar.

Sin duda algo digno de imitar en los niños es:

  1. La sinceridad, son genuinos y expresan sus sentimientos sin falsedad. Fil. 1:10
  2. La humildad, ellos no buscan la grandeza, de alguna manera son conscientes de que necesitan ayuda. Mateo 23:12
  3. Dependencia, ellos dependen completamente de sus padres. Proverbios 3:5
  4. Ingenuos, inocentes, ellos ven el mundo sin malicia ni rencor. Mateo 5:8
  5. El perdón, ellos perdonan rápidamente y vuelven a jugar y platicar. Efesios 4:32
  6. Constancia, se aferran a lo ofrecido o prometido. Números 23:19

Estas cualidades pueden ayudarnos a transformar nuestra relación con Dios y las personas a nuestro alrededor, recordando que el mensaje de Jesús nos sigue animando a ser como niños.

Como adultos queremos tener una explicación o justificación para todo, los niños son más simples y creen lo que les, decimos, se maravillan con pequeños detalles. Los niños pueden hacerlo todo a menos que alguien les diga lo contrario, ellos son bomberos, atrapan a los malos, pueden ser Batman o cualquier super héroe. Nosotras para vivir lo Sobrenatural de Dios, ese reino que ha venido a ti y a mí, no necesitamos ser ninguna heroína, lo único que necesitamos es la presencia de Dios en nuestra vida y la guía del Espíritu Santo, debemos desechar lo que el mundo quiere justificar con teorías falsas y seguir confiando en Su Palabra que dice: “… al que cree todo le es posible”. Marcos 9:23  

Para terminar, la enseñanza de Jesús de que cualquiera que recibiera a un niño en Su Nombre sería recompensado como si lo recibiera a Él mismo, nos presenta la fe como una dependencia incondicional, sencilla y confiada de aquellos que no poseen recursos propios de qué valerse. Como los niños que no tienen ningún logro o realización en los cuales estar confiados.

Que el Espíritu Santo nos guíe y nos transforme, ayudándonos a ser cada día como esos niños que Jesús tanto amó y ama, y recibir en nuestro corazón Su mensaje con la misma sencillez y confianza que un niño.

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ÚNICAS Y LLENAS DE LUZ

Por: Lcda. Eunice Sabaján de Calderón

El científico Alberth Einstein dijo: “La oscuridad no existe, la oscuridad es en realidad ausencia de la luz”.

Tenemos el valor de preguntarnos ¿Qué tipo de persona soy? Es entonces que estamos ante esa realidad que muchos no desean enfrentar. Además, hay que observar que se presenta una tendencia a compararnos con la persona que quisiéramos ser. ¿Por qué querer ser como otros? ¿Por qué no reconocer primero lo que somos?  ¿Por qué temer a conocerse y valorarse?

En algunas ocasiones podremos notar que uno mismo es el juez más duro y la persona más difícil para concederse el perdón, que puede llegar a condenarse con crueldad sin tener el valor para enfrentar los problemas que causó.

Dios Todopoderoso sabe que somos imperfectas, que necesitamos ayuda aún para reconocer qué tipo de persona somos; pero para saber qué queremos ser, hay que saber qué tenemos dentro. La vida que el Creador nos otorga, contiene la luz del Espíritu Santo que nos distingue y nos hace ser únicas.

En Juan 8:12 encontramos las palabras del Señor Jesús, que nos dicen: “… Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.    

En este versículo se encierra una gran esperanza para nuestra oscuridad interna, que las tinieblas internas pueden transformarse en luz y esa luz es vida. Lee Juan 1:4  

El conocimiento sobrenatural de Jesús

    Las personas construyen justificaciones personales para evitar el rechazo, la vergüenza o los sentimientos de culpa, al aceptar su pecado. Estos laberintos mentales pueden llegar a ser tan complejos que pueden formar enredos de los que sería casi imposible salir sin causar daños colaterales, (indirectos).

    Lee Gálatas 5:19. Dios nos extiende una invitación a salir de esto y a vivir en la luz de Jesús. El Señor tiene conocimiento de lo que hay en nuestro corazón, Él conoce todo.  

    El conocimiento sobrenatural de Cristo Jesús sobre lo que hay en los hombres sobrepasa cualquier justificación humana. 

    Libres para vivir en la luz.

    La fórmula que nos lleva a la liberación de estas conductas destructivas comienza con un examen a conciencia y valor para reconocer los errores, también se necesita de sinceridad para aprender a ver la realidad sin justificaciones o pretextos.

    Luego, confesar nuestra maldad a Dios nos traerá prosperidad. Proverbios 28:13 es una de las Escrituras que nos enseña que: “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”.

    Después, permanecer en la Palabra de Dios nos llevará a conocer la verdad y entonces seremos libres. “…Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”  Juan 8:31 y 32.

    Para terminar, El Creador nos extiende una invitación a través de Jesús, para escoger vivir en la luz y dejar las obras de la carne, las obras de las tinieblas. Juan 8:12    Hagamos esta oración: Señor, mi conciencia trata de decirme lo que he hecho mal y mi corazón trata de justificar por qué lo hice, pero ante ti solamente puedo pedir perdón por mis malas conductas. Quiero caminar en Tu luz, ayúdame a ser mejor cada día, ayúdame a permanecer en Tu Palabra.  Hazme libre, en el Nombre de Jesús, lo suplico con humildad. Amén. 

    DIOS REALMENTE PIENSA EN MÍ

    DIOS REALMENTE PIENSA EN MÍ

     Salmos 40:17 dice: “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes”.

    Si leemos todo el Salmo 40, podemos ver que es un canto, de acción de gracias, una alabanza elevada a Dios por su ayuda poderosa, y aunque termina con una mezcla de oración y lamento, el salmista tiene su confianza en Dios y que Él permanece fiel.

    El rey David lo sabía, por eso en el Salmo expresa los beneficios que recibió de Dios al esperar pacientemente, este salmo viene para retarnos, que en medio de lo que  estemos viviendo día tras día, debemos esperar pacientemente en Dios, porque Él estará allí, no nos dejará. Dios bendijo a David de cuatro maneras:

    • 40:2 Dios lo sacó de la desesperación
    • Colocó sus pies sobre la peña
    • Enderezó sus pasos
    • 40:3 Puso un cántico nuevo de alabanza en su boca.

    Esperar la ayuda que viene de Dios no es cosa fácil. Cuántas veces dudamos en medio de esa espera. Cuantos errores cometemos cuando no somos pacientes, muchas veces complicamos más las cosas porque actuamos nosotras sin esperar la respuesta del Señor y Su tiempo. Eclesiastés 3:1, dice:“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”.

    David dice que los pensamientos de Dios son tan numerosos, tan maravillosos, que no se pueden contar, Salmos 139:17; Dios conoce al ser humano, Él lo formó, conoce cada uno de tus pensamientos, cada una de tus aflicciones, de tus temores, de tus angustias, esa fue la expresión de David con ese cántico de gratitud, “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes”. (Salmos 40:17)

    Tú también puedes exclamar una alabanza de gratitud por pensar en ti, sabes nadie piensa en ti como Él lo hace. Nadie tendrá pensamientos de paz para tu vida como El Señor, porque Él te ama.

    REFLEXIÓN PERSONAL: Evalúa tus pensamientos, últimamente, ¿Has estado entretenida en pensamientos negativos, de duda y temor? ¿Han afectado esos pensamientos tu relación con Dios, con tu familia, prójimo y contigo misma? ¿Cómo debe cambiar tu manera de pensar a la luz de la Palabra de Dios?

    Para terminar, reconocemos que estamos presentes en la mente de Dios y que Sus pensamientos para cada una de sus hijas son de lo mejor, si estamos en aflicción, si nos hemos desviado de Sus planes, en cualquier circunstancia de nuestra vida, Dios piensa en ti y en mí, esto nos debe animar a servirle, alabarle, y a confesar con nuestros labios que nuestra confianza y esperanza es Él. Dios te bendiga 🤗💜

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    ¿LE CREEMOS A DIOS?

    Por: Silvia de Soberanis

    En Santiago 2:19 leemos: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”.

    La Palabra de Dios nos deja claro que solamente creer no es suficiente; los demonios creen, y siguen en desobediencia, sin embargo, a diferencia de nosotras, es imposible que sean salvos, y tiemblan ante el juicio de Dios.  ¿Qué debemos hacer para demostrar que creemos? Consideremos algunos puntos importantes de este tema. Creerle a Dios implica:

    Conocerlo: A Dios lo conocemos cuando leemos Su Palabra, porque es ahí que podemos conocer Su voluntad, Sus mandamientos, Su propósito y lo que Dios ES. Jeremías 9:23-24  

    Necesitamos una relación con Él: Nos relacionamos con Dios a través de la oración, en ese tiempo de intimidad con Él, donde podemos: hablarle y escucharlo.

    Cuando nosotras conocemos Su voluntad, nos convencemos de que Él es omnisciente, omnipresente y omnipotente y entonces nos rendimos y creemos lo que Él ha dicho enSu Palabra,de ahí la importancia de conocerla.

    Para creer también necesitamos fe y paciencia: La concordancia bíblica de Strong, define creer como “tener fe, permanecer o estar quieto, firme, confiar, mientras algo que esperamos se cumple. Estar plenamente convencidos.”

    La Biblia dice: “Es, pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”; “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon boca de leones” Hebreos 11:1, 11:33 ”…sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. Hebreos 6:12

    Sí, la fe y la paciencia nos ayudan a obedecer y alcanzar lo que Dios ha revelado en Su Palabra, lo que Él ha preparado para nosotras.

    Reflexionemos en la vida de uno de los hombres más reconocidos en la Biblia: Abraham.

    Dios llamó a Abram: él había sido testigo del poder y cuidado de Dios cuando lo sacó de su tierra y de su familia para llevarlo a una tierra nueva. Leamos Génesis 12:1-4.

    Dios le había dicho a Abram que sería padre de multitudes, aun siendo ancianos y humanamente hablando era imposible que Sara pudiera dar a luz hijos. Génesis 15:4-5 Pero Abraham aun en contra de toda probabilidad, decidió creer en las promesas de Dios, y esperar. Sabemos que fue padre de Isaac y que la promesa dada por Dios se cumplió.

    Dice Romanos 4:20-22:Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era tambiénpoderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia”. 

    Dios nos ha dado promesas en Su palabra, y nosotras podemos tener acceso a esas promesas, pero necesitamos conocerlas.

    La Palabra de Dios dice: “Porque todas las promesas de Dios son en él , y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”. 2 Corintios 1:20, eso quiere decir que si Él lo prometió lo va a cumplir, Él es fiel.

    Y aquí la paciencia es clave,de Abraham leemos: “y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa” Hebreos 6:15

    Así que no huyamos de Su presencia, esperemos a ver cómo se cumplen Sus promesas, Su Palabra en nuestra vida, experimentemos cómo Él nos consuela, nos transforma, nos fortalece, defiende y nos bendice en medio de lo que pasamos. Esperemos a ver el propósito de Dios cumplido en nuestra vida.

    Dice la Biblia, “…es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”. Hebreos 10:36

    Para terminar, creer en Dios es un acto de fe que puede trascender nuestras limitaciones y nos conecta con Dios. Creer en Dios es encontrar consuelo en tiempos difíciles, y fortaleza cuando somos débiles y la guía del Espíritu Santo cuando no sabemos qué hacer. Al creer en Dios, disponemos nuestro corazón a confiar en Su soberanía, bondad y misericordia. Cuando le creemos a Dios, nuestra vida tiene significado y se llena de esperanza y paz.

    ¿Cómo nos verá Dios a nosotras? Él ve mucho más allá de lo que podemos imaginar, y Sus planes para cada una de nosotras son buenos y mejores que los nuestros.

    ¡Dios te bendiga!

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    ENTRE PEÑASCOS Y RODEADOS DE ENEMIGOS

    Por: Licda. Judith Cahuex Lemus

    ¿Te has encontrado parada en medio de circunstancias, problemas, enfermedades tan grandes que parecen peñascos o rocas imposibles de escalar?

    1 Samuel 13 y 14, nos relatan la historia, de cómo Saúl, el rey de Israel, con una amenaza de guerra y destrucción en donde no encontraba consuelo para él ni para dar a los que los que lo acompañaban, trató de buscar salidas para librarse del ejército enemigo. Con los filisteos listos para atacar, los israelitas se vieron en la necesidad de buscar dónde esconderse, la Biblia dice que se escondían en cuevas, rocas, peñascos, túneles y zanjas, entre otros.

    Saúl era un rey con excelentes cualidades físicas, posiblemente un buen militar, pero sin un corazón como Dios quería; su resistencia a obedecer los mandatos de Dios lo condujo a la destrucción de su reinado. 

    Hay circunstancias y momentos que sentimos que sobrepasan nuestro entendimiento y nuestras fuerzas, pensando que El Señor se está tardando demasiado en responder nuestra oración y por ello decidimos actuar sin Él, y  tomamos decisiones que están fuera del orden de Dios.

    Nuestra salida, nuestra seguridad, es Dios únicamente la encontramos en Él, no hay nada más bajo, ni más alto que escape de Su control. Romanos 8:38-39 RVC

    Con el rey Saúl se encontraba Jonatán, su hijo, quien después de lo que sucedió con su padre, tomó a su escudero y decidió ir al campamento de sus enemigos, con la confianza puesta en “…quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos”, (1 Samuel 14:6), demostrando tener más fe que su padre Saúl, quien se había quedado en Gabaa con 600 hombres. 

    El camino por donde debían pasar, Jonatán y su sirviente, estaba entre dos grandes peñascos, que, al ser descubiertos por los filisteos, tuvieron que escalar. Los dos infundieron tanto temor en los filisteos, que ellos empezaron a matarse entre sí, fue tanta la conmoción, que llegó a oídos de Saúl quien inmediatamente se unió a su hijo, y a él se unieron los hebreos que antes se habían unido a los filisteos, además los israelitas que se escondían en la sierra de Efraín oyeron que los filisteos estaban huyendo, así que ellos también se unieron a la batalla y empezaron a perseguirlos. “Así, libró el Señor a Israel aquel día y la batalla se extendió más allá de Bet Avén”. 1 Samuel 14:23 NVI

    Debemos estar conscientes que cada situación vivida y por vivir en la que sintamos que no nos quedan fuerzas, DETENDRÁN AL SEÑOR, no luchemos en nuestras propias fuerzas, planes o deseos, despojémonos de toda duda, ira, impotencia, que nos originan las circunstancias difíciles y, sobre todo, no permitamos que estas nos cieguen y hagan que tomemos decisiones fuera de la voluntad de Dios, dejémoslo todo en Sus manos y esperemos a ver Su poder.

    Recordemos lo escrito en Salmos capítulo 18:1-3 “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. 2Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. 3Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos.”

    Dios te bendiga.

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