DIOS REALMENTE PIENSA EN MÍ

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“Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes”. Salmos 40:17 

Si leemos todo el Salmo 40, podemos ver que es un canto de acción de gracias, una alabanza elevada a Dios por su ayuda poderosa, y aunque termina con una mezcla de oración y lamento, el salmista tiene su confianza en Dios y que Él permanece fiel.

El rey David lo sabía, por eso en el Salmo expresa los beneficios que recibió de Dios al esperar pacientemente, este salmo viene para retarnos, que en medio de lo que estemos viviendo día tras día, debemos esperar pacientemente en Dios, porque Él estará allí, no nos dejará. Dios bendijo a David de cuatro maneras:

• 40:2 Dios lo sacó de la desesperación
• Colocó sus pies sobre la peña
• Enderezó sus pasos
• 40:3 Puso un cántico nuevo de alabanza en su boca.

Esperar la ayuda que viene de Dios no es cosa fácil. ¿Cuántas veces hemos dudado en medio de esa espera? ¿Cuántos errores cometemos cuando no somos pacientes? Muchas veces complicamos más las cosas porque actuamos sin esperar la respuesta del Señor y Su tiempo. Eclesiastés 3:1, dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”.

David dice que los pensamientos de Dios son tan numerosos, tan maravillosos, que no se pueden contar, Salmos 139:17; Dios conoce cada uno de tus pensamientos, cada una de tus aflicciones, de tus temores, de tus angustias, esa fue la expresión de David con ese cántico de gratitud.

Reconocemos que estamos presentes en la mente de Dios y que Sus pensamientos y planes para nosotras son de paz, no de mal. Démosle a Él toda la gloria que merece por lo que ya hizo y seguirá haciendo por ti y por mí. 🙋‍♀️💜

Así como Dios piensa en ti, tómate un tiempo y piensa en alguna amiga o persona conocida que crees que necesita de tu ayuda. Ora por ella y si puedes hacer algo más por ella, hazlo. ¡Anímate!

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CREADAS PARA SER COMO CRISTO

 creadas para ser como cristo
Solo el Espíritu Santo tiene el poder para hacer los cambios que Dios quiere efectuar en nuestras vidas. Este proceso se llama santificación. No puedes reproducir el carácter de Jesús si dependes de tu propia fuerza
El Espíritu Santo libera Su poder en el momento en que das un paso de fe. Dios espera que actúes primero. Dios también usa Su Palabra y las circunstancias para moldearnos. La Palabra de Dios nos provee la verdad que necesitamos para creer, los hermanos en la fe nos brindan el apoyo que necesitamos para crecer, y las circunstancias son el entorno donde practicas el carácter de Cristo.
1 Juan 3:2 “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es.”
Llegar a ser como Cristo es un proceso de crecimiento largo y lento. La madurez espiritual no es instantánea ni automática; es un desarrollo gradual y progresivo que llevará el resto de tu vida. Nuestra transformación espiritual en cuanto al desarrollo de carácter de Jesús se completará cuando lleguemos al cielo o cuando Jesús vuelva. Este es nuestro privilegio principal, nuestra responsabilidad inmediata y nuestro destino final.
 
Romanos 12:2 “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber que es lo que Dios quiere, es decir todo lo que es bueno, agradable y perfecto”. (Lenguaje actual)
 
La mejor manera para llegar a ser como Cristo es ser una hacedora de Su Palabra, es siempre dar un paso de acción como resultado de la lectura, estudio o reflexión de la Palabra de Dios.
En la medida que el Espíritu del Señor opere en nosotras, nos parecemos más a Él y reflejamos más Su gloria.
 
Oramos para que Dios siga haciendo Su obra perfecta en tu vida.  
 
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DIOS TE APRUEBA

DIOS TE APRUEBA

La gran mayoría de nosotras, en casi todas las cosas que hacemos, buscamos obtener la APROBACIÓN de alguien más, es una necesidad escuchar que lo que hicimos está bien, ¡Felicitaciones! ¡Lo lograste!, pueden ser frases que nos animan, nos hacen sentir hábiles y muy inteligentes.

Sin embargo, en medio de la necesidad de ser reconocidas y aprobadas, algunas veces se nos olvida que el único que realmente puede aprobarnos es Dios, nadie nos conoce mejor que Él, y Él nos ama, nos acepta como somos.

Dios dio a Su Hijo por nuestra vida para limpiar nuestros pecados, sin embargo, nos da libre albedrío para que nosotras por nuestra voluntad decidamos obedecerle, es decir, sin presiones, ni amenazas. Nosotras podemos buscar o rechazar esa aprobación.

Dios nos dio dones y habilidades para usarlos en beneficio de Su pueblo y para Su Gloria, para eso fuimos creadas. Isaías 43:7 dice: “todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”.

Lo que cada una de nosotras está llamada a ser y hacer, nadie más puede hacerlo. Él nos ama eternamente y nos aprueba cuando hacemos Su voluntad. Él espera que seamos transformadas de acuerdo a Su Palabra.

Nuestra vida debe ser la prueba de que somos cristianas, Nuevas Mujeres, que estamos en el proceso de parecernos a Él y que el sacrificio de Jesús valió la pena.

2 Timoteo 2:15 dice: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse que usa bien la palabra de verdad”.

Oramos para que esta reflexión sea de edificación para ti. ¡Compártela!

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LIMPIAS POR LA PALABRA

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Cuando Jesús estaba próximo a ser arrestado tuvo una conversación con sus discípulos y entre otras cosas Él les dijo estas palabras: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.” Juan 15:3

La Palabra que Jesús les habló a sus discípulos durante todo el tiempo que ellos le acompañaron en su vida terrenal les limpió, y los hizo limpios principalmente porque les cambió su manera de pensar y al mismo tiempo les enseñó a distinguir entre el bien y el mal.

Efesios 5:25b-27 dice que “…Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”

En estos versículos el apóstol Pablo está explicando a los de la iglesia de Éfeso, que la Palabra purifica al creyente y la mejor forma de darles un ejemplo fue decirles que Cristo santificó a Su iglesia “purificándola al lavarla con la Palabra” pues así les quitó toda mancha que pudieran tener.

Es por eso que la persona que lee y medita diariamente en la Palabra de Dios, al mismo tiempo que la lee, también debe estar reflexionando en cómo aplicar a su propia vida lo que está leyendo.

La Palabra de Dios no debe leerse apresuradamente, debe meditarse y reflexionar en ella, para que al leerla, ella nos muestre en qué área de nuestra vida necesitamos ser limpiadas y así se produzca en el creyente, el deseo de mantenerse en esa santidad que Cristo alcanzó para nosotras, pues estos versículos dicen que Cristo nos amó y se entregó a Sí mismo por nosotras, para que fuésemos santas.

Concluyendo, perseveremos en la lectura de la Palabra de Dios, para distinguir entre el bien y el mal, para alumbrar con la luz de su Palabra a nuestro entorno y poder proclamar las Buenas Nuevas de salvación y vida eterna a toda criatura.

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CAMBIO DE ACTITUD

CAMBIO DE ACTITUD

Cuando recibimos a Jesús como el Señor de nuestra vida, es muy importante estar conscientes que conforme vamos creciendo y madurando, es necesario ir dejando actitudes que no son correctas de acuerdo a la Palabra de Dios.

Nuestra apariencia exterior debiera reflejar los cambios en nuestro interior, en nuestra manera de pensar y de actuar.

 
El apóstol Pablo nos exhorta: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:2
Es importante conocer que si NO tenemos un cambio de actitud afectamos negativamente a todas las personas a nuestro alrededor.
 
En 2 Corintios 3:2 dice: “Ustedes mismos son nuestra carta, escrita en nuestro corazón, conocida y leída por todos los hombres”. NVI
 
Nuestras vidas transformadas deben ser un testimonio para los demás de lo que Cristo puede hacer en sus vidas también.
 
¿Cómo va tu proceso de transformación?
 
El proceso de transformación sólo puede ocurrir cuando leemos y meditamos en Su Palabra y somos guiadas por el Espíritu Santo. Sólo la relación con Dios nos asegura un cambio de actitud, sólo la guía del Espíritu Santo nos puede conducir a dónde Él quiere y qué es lo mejor para nosotras.
 
¡Acércate a Él! 
 
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