CUIDADO ¡NO TE CONTAMINES!

CUIDADO ¡NO TE CONTAMINES!

Por: Flor Camacho

En este momento que estamos viviendo una pandemia, se hizo parte de nuestra vida diaria desinfectar todo, el uso de mascarilla, etc. con el objetivo de no contaminarnos con el temido virus del Covid-19. Todo esto no era usual hacerlo, pero de un momento a otro ya lo estábamos haciendo constantemente, porque en cierta forma llegamos a pensar que de hacer esto dependía vivir o morir.

Estamos cumpliendo con todas estas recomendaciones porque queremos cuidar y salvar nuestra vida, pero es aún más importante cuidar de que nada contamine nuestro corazón, pues los que hemos confesado nuestra fe en Cristo tenemos la promesa de la vida eterna, y no debemos descuidar la salvación tan grande que Él nos dio.

Leamos Mateo 15:1-20 RV 1960, En los primeros versículos relata: “1Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.

Los escribas y fariseos le recordaron a Jesús una tradición que ellos cumplían fielmente, Jesús aprovechó esta situación, para enseñarles una parábola y les dijo: “10 Y llamando junto a sí a la multitud, les dijo: Oíd y entended: 11 no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.

Cuando Pedro le pidió que les explicara esta parábola, Jesús le respondió: “17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al estómago y luego se elimina? 18 Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. 

19 Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

LA IMPORTANCIA DE NO CONTAMINARNOS

Según el diccionario “contaminar”es: “transmitir a una cosa sustancias capaces de perjudicar su estado o la salud de los seres vivos.”

Esta definición nos deja claro que cuando algo o alguien “contamina” provoca efectos perjudiciales. Jesús explica la importancia que tiene “no contaminarse” para hacerles saber que lo que sale del corazón perjudica espiritualmente a la persona.

En Lucas 6:45 dice: “45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Jesús aprovechó esta tradición que le recordaron los escribas y los fariseos para hablar de lo que realmente es importante para el hombre.

Jesús vino a enseñarnos el verdadero estilo de vida que Dios desea que tengamos, Él con su vida nos dio un modelo a seguir y nos enseñó que debemos vivir manteniendo limpio nuestro corazón, para que el tesoro de nuestro corazón sea agradable delante de Él y no nos contamine.

Jesús a través de su muerte y resurrección nos otorgó el perdón de pecados a los que creemos en Él, y con esto nos dio una nueva vida, por eso dice 2ª. Corintios 5:17 “17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

¿Lo crees?    

Que tengas una semana llena de las bendiciones de Dios.  No dejes de compartir esta reflexión.

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PERMANECIENDO EN LA PRESENCIA DE DIOS

Dios ha extendido una invitación a toda la humanidad para poder entrar en Su presencia. Él ha hecho una inversión formal por ti y por tu familia para que así puedan acercarse confiadamente a Él.

Podría surgir la pregunta: Con todo lo que diariamente debo hacer, ¿cómo puedo encontrar la presencia de Dios? ¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo escuchar su voz?

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…” Salmos 46:10

Frecuentemente tenemos tantas cosas que expresarle al Señor, que olvidamos la importancia de quedarnos quietas y calmadas cuando nos acercamos a Él.

Necesitamos recordar esto:

• Aprender a estar calmadas y quietas. Jesús, Él oraba temprano en la mañana, cuando aún estaba oscuro, en un lugar solitario. Leer Marcos 1:35

• Debemos aprender a guardar silencio. Estar en silencio ante Dios nos obliga a aquietar nuestro YO interno, así como todas las voces y pensamientos que llaman nuestra atención.

• Quietud es la ausencia de movimiento y ruido. Es simplemente desear estar en contacto con nuestro Creador, nuestro Dios. Mi mirada, mis pensamientos y mis sentimientos centrados en Él.

Este estado de quietud espiritual no puede ser apresurado o forzado, sino algo suave y natural, para que en este momento de quietud Dios tome el control y podamos sentir Su presencia en nosotras.

• La oración como plática entre amigos. Analicemos nuestra reacción al encontrarnos con una amiga:
– Casual: Nos saludamos, hablamos del mundo que nos rodea en general (clima, noticias, deportes, etc.)

– Profundizamos: Hablamos de lo que pensamos y sentimos. Compartimos anhelos, errores, frustraciones, alegrías, realizaciones, problemas, etc.

– Intimidad: Experimentando un diálogo que va más allá de las palabras. (Risas, carcajadas, llanto, silencio, etc.) Nos identificamos con la persona, con su alegría o quizás su dolor.

Permanecer en la presencia de Dios es un acto de voluntad que debemos cultivar. Debiéramos desearlo fervientemente.

“…Bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor.” Cantares 2:3-4

Dios te bendiga.

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