¡ANÍMENSE!

“Por eso, anímense los unos a los otros, y ayúdense a fortalecer su vida cristiana,

como ya lo están haciendo.”

1 Tesalonicenses 5:11

Actualmente vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”, y por eso no es raro que el desánimo invada a muchas personas, incluso a fieles siervos de Dios, eso puede no ser un problema, cuando en esa situación, en lugar de dejarnos llevar por lo que estemos pasando, recordamos la Palabra de Dios, la aplicamos a nuestra vida, le pedimos al Espíritu Santo su ayuda y salimos victoriosas y fortalecidas, reconociendo que Dios sigue teniendo un plan y propósito para cada una.

Hoy, queremos animarte, a que si conoces a alguien que está pasando por desánimo y dolor en su vida, te unas en oración para clamar a Dios por ella, puedes visitarla, llamarla, enviarle un mensaje y darle palabras de ánimo. Y confía, Dios tiene el control de tu vida y si estás pasando por un momento difícil Él enviará personas especiales a tu vida. ¡Comienza tú!

ANIMENSE

LIBRE SOY

En tiempos antiguos “ser libre” no era para todos, la esclavitud era  común, se obtenían esclavos en la conquista de naciones, se compraban y se vendían a sí mismos para ser esclavos y cancelar alguna deuda. Cuando alguien era esclavo, no podía hacer lo que quería, estaba bajo el mando de su amo, era una posesión.  Así que ser libre, es algo muy significativo en la vida del ser humano.

En este tiempo Dios nos da la oportunidad de ser libres. La Palabra de Dios nos dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”  2 Corintios 5:17

Cuando Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto fue para llevarlo a una tierra nueva, pero en ese proceso, el pueblo anhelaba lo que habían dejado atrás. Éxodo 16:3

Muchas veces nos ocurre lo mismo, sabemos que Dios ha hecho grandes cosas en nuestra vida, pero cuando estamos atravesando procesos difíciles, renegamos y podría ser que hasta maldecimos, y olvidamos todo lo que El Señor ya hizo por nosotras.

Los israelitas salieron de Egipto, pero el vínculo que tenían con Egipto no salió de ellos. La pregunta hoy para nosotras es: Si El Señor nos limpió del pecado, ¿voluntariamente vamos a volver a pecar?

 

Nuestra actitud es vital para el desarrollo de una vida nueva en la que vivimos obedeciendo a la Palabra de Dios.

 Efesios 4:22-32 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre…” 

  • Desechar mentira – hablar verdad.
  • Está permitido airarnos – Pero no debemos pecar.
  • No dar lugar al diablo – No ceder ante la tentación de pecar.
  • El que robaba – No robe más.
  • Ninguna palabra corrompida debe salir de nuestra boca – Sólo palabras de edificación.
  • No contristéis al Espíritu Santo – Ser llenos del Espíritu Santo.
  • Quitarnos toda amargura, enojo, ira, gritería maldad, malicia – Ser misericordiosas, perdonando ¡como Dios nos perdonó a nosotras!

Estos versículos nos resumen los cambios que debieran ocurrir en la vida de un creyente, de un discípulo de Jesús y poder experimentar la vida en libertad que Dios quiere darnos.

Por otra parte, no podemos olvidar que hemos sido redimidas.   Romanos 3:24 dice: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.

Según el diccionario de la Real Academia Española, redención es, rescatar o sacar de esclavitud al cautivo mediante precio.

Hemos sido redimidas y justificadas, y este veredicto incluye perdón de la culpa y el castigo por el pecado. Este es un regalo de Dios para nosotras y sólo lo recibimos por fe.

Lo que Jesús hizo por nosotras para que podamos ser libres:

  • Dio su vida, pagando el precio más alto al derramar su sangre.
  • Nos dio libertad total, éramos esclavas del pecado y controlaba nuestra vida.
  • Cristo se hizo hombre y tomó el acta de decretos que el adversario levantó contra nosotras y la canceló en la cruz del calvario. Su sangre fue el precio que pagó por nuestra redención. “y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Colosenses 2:13-15

 Ahora toma tu biblia y lee detenidamente estos pasajes y medita en el poder que existe en el sacrificio de Jesús en la cruz del calvario.

  • Se hizo Hijo de hombre para que yo sea hija de Dios. Juan 1:12  
  • Se hizo pecado para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él. 2 Corintios 5:21
  • Se hizo maldición para que yo disfrute de sus bendiciones. Gálatas 3:13
  • Tomó nuestras enfermedades para que yo disfrute de salud. Isaías 53:4-5
  • Se hizo pobre, para que con su pobreza yo sea enriquecida 2 Corintios 8:9
  • Murió y resucitó para que yo tenga vida eterna. Juan 3:16
  • Ser semejante a Él. 1 Juan 3:2

Concluyendo, nosotras podemos decir que somos libres porque Dios entregó a Su Hijo para darnos esa libertad que no merecíamos, Jesucristo pagó el precio por nuestros pecados y a través de ese sacrificio nosotras somos libres. Podemos usar la libertad como cada una de nosotras decida, pero Dios espera que seamos obedientes a Su Palabra y gocemos los beneficios de la libertad que Él nos ofrece.

#LUNESDEREFLEXION #NUEVAMUJER #UNAVOZDEDIOSPARATI #GUATEMALA

libre soy

COMO LA LUZ DE LA AURORA

 COMO LA LUZ DE LA AURORA
 
Con la primera luz del día, la vida de las personas y de la ciudad generalmente se activa, todo a nuestro alrededor empieza a tener movimiento, algunos pájaros empiezan a cantar, el ruido de los automóviles, fábricas, etc., se escucha por todos lados mientras el sol va mostrando más su luz y algunas horas del día nos parecen iguales, vamos de un lado a otro haciendo casi siempre lo que hacemos todos los días, si nos podemos detener a meditar nos daremos cuenta que bastaron unos pocos segundos para que la situación cambiara, de la tranquilidad de la noche, al bullicio del día.
Así transcurre la vida de los seres humanos, empieza el día con los primeros rayos del sol y luego termina cuando ya la noche o la luna está presente. Nuestra vida debe crecer y no estancarse. Meditemos en lo siguiente:
Proverbios 4:18: “El camino de los justos es como la primera luz del amanecer, que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor”. (NTV)
Podemos definir que Justo es la persona que tiene una conducta recta, (íntegra, de honradez) que se ajusta a las condiciones de una relación determinada.
La Biblia en diferentes versículos hace mención de hombres justos, Noé, Juan, José de Arimatea, José el esposo de María, entre otros.
 
a. Nos convertimos en justos porque reconocemos lo que Jesús hizo en nuestra vida, nos arrepentimos de nuestros pecados, pedimos perdón y aceptamos que Él pagó en la cruz por esos pecados. Esto nos hace justos, nos convertimos en una persona justa que empieza su vida espiritual.
 
 
Un justo que inicia el proceso de crecer en la vida cristiana cambia de conducta, o por lo menos eso esperamos, nuestra vida se somete a la voluntad de Dios y mientras le conocemos y hacemos Su voluntad nuestra vida se va transformando, de ésta manera si tiraba basura en la calle, ya no lo hago, si era irrespetuosa, ahora ya no, si practicaba la murmuración, dejo de hacerlo, etc. etc.
 
b. Nos vamos desarrollando como una mujer o un hombre justo, en la medida en que conocemos la Palabra de Dios y la ponemos en práctica.
 
La persona justa, tiene que ser una persona que entiende que al reconocer a Jesús, su vida entra en un proceso de parecerse a Él, en su forma de pensar, ser y hacer, porque la persona que se va desarrollando como justa se somete al proceso y entiende que si se sale del proceso, puede arruinar el producto final o lo que espera Dios de nosotras.
 
Podemos ser justas, y comenzar a brillar, pero es importante que nuestra luz vaya creciendo, vaya aumentando, no podemos quedarnos con una luz débil de 5 vatios, poco a poco en nuestra vida vamos a alumbrar más, pues el propósito de Dios es que lo hagamos. Él quiere que nuestra luz crezca que tengamos 10 vatios, 15 vatios, 20 vatios, 100 vatios.
 
La única forma de incrementar esa luz, porque ya somos justas, es conociendo la Palabra de Dios y poniéndola en práctica, eso va provocando que crezcamos como justas y al crecer, no sólo alcanzamos las bendiciones de Dios, sino que nos convertimos en bendición para las demás, nos convertimos en un instrumento cada vez más útil al Señor.
 
Hebreos 10:38 dice: “Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma”.
Como conclusión, el fin de la vida del justo, es la luz de la aurora, la plenitud del día, COMO EL SOL AL MEDIO DÍA, EN TODO SU ESPLENDOR, CON TODO SU BRILLO, y su recompensa, es llegar a la presencia del Señor el día que cerremos nuestros ojos, ese día, la Biblia dice que vamos a ser como hemos sido conocidos, dice también que ya no habrá más lágrimas, ni más llanto ni más dolor y dice que pasaremos de lo corruptible a lo incorruptible, el proceso terminó, ese día vamos a entrar en el tiempo de Dios y vamos a gozar de la presencia de Dios para siempre.
#LUNESDEREFLEXION #NUEVAMUJER #UNAVOZDEDIOSPARATI

NO TIRES LA TOALLA

no tires la toalla

Esta expresión proviene del mundo del boxeo y se usa cuando el boxeador ya no puede más y se da por vencido, las reglas dicen que su entrenador debe arrojar una toalla al ring, lo cual significa que abandona el combate. (Google)

Muchas personas usamos esta expresión, nos cansamos del trabajo diario y una salida rápida a nuestra responsabilidad es “tirar la toalla”. Es lamentable que entre los cristianos también se haga así, nos comprometemos a realizar algo y cuando las condiciones no son las que deseamos o esperamos, tiramos la toalla. Veamos la siguiente comparación:

En la vida diaria nosotras somos como boxeadores, nos enfrentamos a diferentes situaciones en las que debemos pelear, cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón y nos disponemos a obedecerlo, Él se convierte en nuestro entrenador y nosotras en sus boxeadoras. Como boxeadoras nosotras debemos obedecer las instrucciones para no ser vencidas en la pelea, pues Él conoce a nuestro enemigo.

El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 9:24-27 26 Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. 27 Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado”. (NVI)

El lema que se menciona generalmente en las competencias “lo importante no es ganar, sino participar”, queda fuera aquí, porque en nuestra pelea “lo importante es participar y ganar”, debemos esforzarnos por mantenernos en esta pelea y no sólo participar, el versículo  24b nos dice: “Corred de tal manera que lo obtengáis”.

En los Juegos Olímpicos, vemos a deportistas obtener medallas por haber ganado alguna competencia, para llegar ahí ellos debieron entrenar muy duro, levantarse de madrugada, tener dietas especiales, permanecer encerrados entrenando, etc, etc. duros entrenamientos para obtener, si lo logran, una medalla de bronce, de plata o de oro.

Dios a través de Su Palabra nos instruye, nos capacita y nos hace aptas para la pelea, costumbres, hábitos, motivaciones deben ser cambiados, si mentía, ya no debo mentir, si robaba, ya no debo robar, si participaba en chisme, ahora ya no, etc. Poco a poco mi conducta debe ir pareciéndose más a Jesús, mi maestro.

Nuestra meta debe ser correr para ganar, pelear la batalla con nuestro propósito en mente, esforzándome en ser ejemplo para los demás, mostrando que estoy en el proceso de parecerme a Jesús.

Salmos 23 inicia diciendo: “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará….”

Por otro lado, Jesús no tira la toalla cuando nosotros le fallamos, Él espera que nos arrepintamos y sigamos adelante.

La Biblia dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2 Pedro 3:9

Al igual que Jesús, nosotras debemos mantener la vista fija en el premio que está preparado, la carrera o la constante pelea puede parecer larga y es necesario que perseveremos hasta el fin y obtener el premio de la vida eterna, es importante tener convicción en lo que hemos creído para que nada ni nadie nos distraiga de ese premio, y al final poder decir como el apóstol Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. 2 Timoteo 4:7-8

En conclusión, alguien hizo el comentario: “Si vas a tirar la toalla que sea porque ya te secaste la frente para seguir luchando”. Debemos meditar en ello, porque nuestra lucha es a ganar, nosotras no debemos Tirar la Toalla en nuestro llamado, aunque parezca que no es mucho lo que hacemos o muy pequeño, son las obras que Dios ha preparado para que hagamos y debemos hacerlas con excelencia, no dejando nada a medias aunque estemos cansadas y mientras las hacemos y cumplimos con la voluntad de Dios, Él está trabajando en nosotras, en nuestra familia, en nuestro carácter, en nuestra debilidad, en nuestra fortaleza, entre otros.

Isaías 40:29-31 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;

31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”