NUESTRA CONDUCTA INFLUENCIA A OTROS

En Filipenses 3:6b, el apóstol Pablo escribió: “En cuanto a la justicia que es en la ley irreprensible”; que nuestra conducta en cada situación de nuestra vida, sea la correcta y vaya en aumento, que logremos ser irreprensibles en la ley de Dios.
El corazón se inclina al mal, esa es nuestra verdad como seres humanos, hablamos de malas conductas, de amoralidad en el corazón desde que desobedeció la voz de su creador. (Génesis 8:21)
La mujer que ha entrado al camino de Dios, con el poder del Espíritu Santo puede ser transformada a la imagen y semejanza de Dios en todo, y especialmente lo que sale del corazón, la conducta.
Nuestras normas de conducta moral, deben estar regidas por el código de Dios, la Biblia. El código de Dios nos dice cómo comportarnos para ser consideradas respetables y aceptas delante de Dios y de los hombres. Los valores y la verdad de Dios son normas de conducta, su actuación y desenvolvimiento deben ser alineados a una ética moral-cristiana como una guía correcta de vida.
Levítico 19:1-2, nos dice que somos llamadas a ser santas, apartadas de toda iniquidad de la vieja manera de vivir. 1 Pedro 3:2-5, nos llama a ser cuidadosas con nuestro corazón, con nuestro interior y con nuestro cuerpo, nos es necesario revisar que nuestro vestir interno y externo sea casto.
Es necesario que la santidad y la pureza, a que hoy hemos sido llamadas por Dios, vayan conforme a lo que Dios nos pide. La Palabra de Dios aplicada correctamente, se convierte en valores y principios que norman la conducta, moldean la vida y la transforman.
Tenemos el poder para ser mujeres de buen testimonio y ser buena influencia para los que nos rodean (familiares, amigos, vecinos, compañeros de estudio, trabajo). 🙋♀️💜