FE NO FINGIDA

 

FENOFINGIDA

3Doy gracias a Dios… que… me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día… 5trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.”  2ª. Timoteo 1:3-5

Cuando el apóstol Pablo escribe: “la fe no fingida en el corazón de la abuela Loida y de la madre Eunice”, está hablando del “conocimiento de la Palabra de Dios” que se había hecho “vida” en cada una de ellas.

Ellas dos caminaron y vivieron conforme a la verdad de Dios y no “conforme a una verdad aprendida en el mundo…” y por eso fueron capaces de transmitir su fe a Timoteo, porque respaldaban su enseñanza con su manera de vivir, por lo tanto se convirtieron en el mejor ejemplo que Timoteo podía seguir.

FINGIR es dar a entender algo que no es cierto, sino que solamente se finge o aparenta…

Muchas veces no nos damos cuenta que como madres y como abuelas, somos los modelos para los nietos y nietas, hijas e hijos, y principalmente que somos las que podemos sembrar en ellos una “fe real”.

Necesitamos entender que Dios nos ha dado sus mandamientos para que nos vaya bien, por lo tanto la Palabra de Dios es el Código de conducta bajo el cual debe estar dirigida la vida de toda mujer que ha creído en Cristo Jesús.

Jesús nos ha revelado a su Padre en Él, para que así como esas mujeres supieron ver y entender su papel fundamental en la formación de Timoteo, nosotras no nos olvidemos que esa “fe no fingida” de la que habla el Apóstol Pablo tiene mucho valor y les da seguridad a nuestros hijos y nietos.

La razón por la que ellas pasaron a la historia fue por su fe no fingida, y porque no se empeñaron en enseñar “lo que ellas creían”, sino que ellas enseñaron la verdadera revelación de Dios que es la única que puede dar fruto verdadero y duradero.

Oramos a Dios para que esta reflexión sea de edificación para tu vida.

#LunesdeReflexión #NuevaMujer #UnaVozDeDiosParaTi

¿QUÉ VEN EN TI?

QUEVENENTI
Quienes te rodean, ¿qué ven en ti? ¿Tu vida diaria merece el respeto de los demás? ¿Los inspira a desear vivir una vida como la tuya?

«y que procuren vivir en paz, y ocuparse de sus negocios y trabajar con sus propias manos, tal y como les hemos ordenado, a fin de que se conduzcan honradamente con los de afuera, y no tengan necesidad de nada.» 1 Tesalonicenses 4:11-12 (RVC)

Un cristiano es representante de Cristo en la tierra y está llamado a vivir una vida diferente que lo distinga y que le de gloria a Dios. (Embajadoras de Cristo. 2 Corintios 5:20)

Los cristianos deben vivir su vida para Dios. Que todo lo que piensan, dicen o hacen refleje que Dios gobierna sus vidas, y que le dan honra a Dios y lo glorifican.

Para una persona que quiere glorificar a Dios es una prioridad hacer el bien a los demás, ser amable, bondadoso, misericordioso, ayudador, cariñoso, compasivo, etc., y todo esto hacerlo con excelencia.

Con toda seguridad la persona que esté llevando este estilo de vida tiene una buena reputación y es digno de consideración y respeto, por lo que es bien recibido donde quiera que vaya y fácilmente puede hablar de Cristo sin ser rechazado porque su vida habla más alto que sus palabras: ¡Soy cristiano! ¡Cristo cambió mi vida!

Hacer lo correcto no es difícil, pero SI se requiere la guianza y el poder de Dios obrando en la vida. También es necesario conocer las Escrituras y la convicción de obedecerlas sin argumentar.

Estar segura que aunque en determinado momento no sea fácil enfrentarse a una sociedad que “a lo malo llama bueno”, delante de Dios vamos a responder por todo lo que hagamos… y también por todo lo que dejemos de hacer.

Para glorificar a Dios con tu vida no es obligatorio “ganar medallas” o “ganar premios”. Lo que si es necesario es que tu vida merezca el respeto de los demás porque siempre eliges tomar el buen camino y vivir tu vida con excelencia.

Te animamos a que te comprometas a pasar tiempo con Dios todos los días. Si de verdad lo haces, se desarrollará el carácter de Dios en Ti, tu vida se transformará y el resultado será que le traerás gloria a nuestro Padre que está en los cielos. 🙋‍♀️💜

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HACER EL BIEN

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Hacer el bien puede ser un trabajo agotador. Es fácil desanimarse, perder interés en nuestra tarea, o aun darse por vencido. El incentivo para hacer el bien es esencial.
Gálatas 6:9 (RVC) “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo cosecharemos, si no nos desanimamos.” Hacer el bien es semejante a la siembra del grano en el campo. No veremos los resultados de la siembra inmediatamente, pero a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.

Si el sembrador se cansa de tirar la semilla y solo siembra la mitad del campo, solo cosechará la mitad. Si queremos una cosecha completa de buenas obras, debemos sembrar y tener paciencia como el sembrador que espera el precioso fruto de la tierra (Santiago 5:7). Muchas veces queremos sembrar la semilla para luego cosechar ese mismo día. El fruto lo tendremos abundante en el tiempo correcto.

Sabemos que las buenas obras, hechas como para El Señor, producirán una buena cosecha. Dando es como recibimos, puedes traer consuelo y alivio a las personas necesitadas el extenderte al necesitado puede detener el deterioro moral de la sociedad y hacer de nuestro país sea mejor lugar para vivir (1 Timoteo 2:1-4). El bien que debemos hacer a toda persona se cumple por medio de la obra del Espíritu Santo en nosotras. Solo al tener una relación con El Señor podrán nuestras vidas producir mucho fruto que permanecerá por la eternidad.

Gálatas 6:10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos y mayormente a los de la familia de la fe.” La frase, A TODOS indica que el amor cristiano no tiene limitaciones.

Cuando tenemos amor a Dios, nuestra compasión debe extenderse hacia todos, demostrando nuestra firme dedicación al mandato del amor a nuestro prójimo, también estaremos creando un ambiente que atraerá a otros a la familia de Dios.

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VIVIR AGRADECIDA

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Reflexionemos…
 

Colosenses 3:15

“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.”

El apóstol Pablo les aconsejó a los colosenses ser agradecidos, pues él sabía que el hecho de mostrar gratitud, propicia la armonía entre las personas.
 
Los seres humanos deseamos tantas cosas materiales que no nos detenemos a pensar en todo lo que Dios nos da. Él nos creó, nos dio la vida; por su misericordia no fuimos consumidos por el pecado, sino que Él se ofreció a sí mismo para pagar el pecado del hombre y por su infinito amor nos dio la esperanza de vida eterna a través de su resurrección; nos da Su Palabra para aprender cómo vivir, y por su voluntad todo fue creado y de esa creación perfecta ordenó que el hombre se alimentara.
 
El ser humano sin Dios y por sí mismo es un ser desvalido, que piensa que el propósito final de su vida es simplemente ser feliz. Pero nosotras sabemos que hemos sido creadas para alabar, obedecer y servir a Dios; para que con nuestra vida inspiremos a otras personas a buscar conocer a Dios, hemos sido creadas para vivir siempre agradecidas.
 
Los muertos reciben más flores que los vivos, porque el arrepentimiento es más fuerte que la gratitud.” (Ana Frank). O como alguien más dijo: “En vida hermano, en vida”. Estos pensamientos nos animan a que mostremos agradecimiento mientras vivimos, o mientras aquellos que nos han ayudado se encuentran con vida.
 
Agradece diariamente a Dios por todo lo que Él es, por todo lo que ha hecho en tu vida, por todo lo que te provee y por todo lo que te da: familia, amigos, hermanos en Cristo, por la iglesia en que te congregas, etc. Agradece a tu familia por su amor y su cuidado, y también demuéstrale a tu familia la gratitud que hay en tu corazón por sus vidas.
 
Una Nueva Mujer, que vive una vida nueva en Cristo en Jesús, debe vivir agradecida. Hoy es mi oración a El Señor, que Él pueda ver en cada una de nosotras una Nueva Mujer agradecida.
Oramos para que esta reflexión edifique tu vida, no dejes de compartirla. 
 
#NuevaMujer #LunesdeReflexión #UnaVozDeDiosParaTi

 

QUIÉN ES UNA GRAN MUJER

QUIEN ES UNAGRAN MUJER

Toda mujer, en las diferentes épocas de su vida, desea ser grande, aplaudida, reconocida, exaltada, premiada, condecorada, etc.; en fin, lo que desea es sentirse bien consigo misma y que otros vean lo bien que hace las cosas, o lo buena que es.

Las mujeres, a lo largo de su vida, desempeñan diferentes funciones y cumplen distintos papeles, sin embargo hay una función que muchas veces no se reconoce en toda su dimensión e importancia: ser Madre.

Cita un dicho: Detrás de un gran hombre hay una gran mujer, y es la que con sus manos mece la cuna.

Ella es la que ama incondicionalmente, es la que da todo, todos los días.

Hay un dicho que dice “No pierde la que se cae, pierde la que no se levanta”. Podemos ver las marcas, las cicatrices, que nos ha dejado la vida, tanto física como emocionalmente, y podemos decirle a otras personas “aquí está la marca”, pero no podemos permitir que esas marcas gobiernen o guíen nuestra vida.

Una gran mujer no se queda estancada, en lugar de quedarse estancada alimentándose por las marcas que le ha dejado ese mundo, recibe su sentido de vivir de la enseñanza que Dios da en Su Palabra, Su dirección.

La gran mujer no se deja marcar por este mundo, sino se deja marcar, sellar, cincelar por la verdad de Dios, siendo esta su inspiración y la norma que rige su vida, la brújula que le señala hacia donde seguir y así no perderse en el mar de ideas y confusión de este mundo.

Sabiendo que Dios no prometió días sin dolor, ni risa sin tristeza, ni sol sin lluvia, pero si prometió fuerza para tu día, consuelo para tus lágrimas, y luz para tu camino: 13 Yo soy el Señor, tu Dios, que te sostiene por la mano derecha y te dice: No tengas miedo, que yo te ayudo.”  Isaías 41:13 versión RVC