EL PODER DE DAR: ACCIONES QUE TRANSFORMAN

La generosidad nace del corazón agradecido, no de la abundancia material. Si no eres generoso con poco, tampoco lo serás con mucho.

¡Agradece por lo que tienes! Es difícil para una persona ser generosa cuando no está satisfecha con lo que tiene. La generosidad viene de la satisfacción, y la satisfacción no se logra acumulando más bienes. El multimillonario John D. Rockefeller admitió: «He ganado millones, pero eso no me trajo la felicidad».

Estas acciones, basadas en la Palabra, nos enseñan a vivir la generosidad como estilo de vida:

• Honra a Dios ayudando al necesitado. Proverbios 14:31

• Libra al vulnerable, sé apoyo para los huérfanos, viudas y pobres. Job 29:12-17

• Vive una fe auténtica, cuidando al afligido y manteniéndote limpio del mal. Santiago 1:27

• Haz el bien siempre que puedas. Proverbios 3:27-28

• Comparte tus recursos, sean materiales o afectivos. Lucas 3:11

• Ve el potencial en otros, enfócate en lo bueno. Efesios 2:1

• Glorifica a Dios con actos generosos y obedientes. 2 Corintios 9:13

• No seas indiferente al dolor ajeno. Proverbios 29:7

• Sé voluntario, trabaja con y para otros. 1 Corintios 3:13-14

• Enseña a otros a prosperar, no solo a recibir. Dios da creatividad y talentos para producir. 2 Tesalonicenses 3:12

• Siembra generosamente, con alegría y confianza. 2 Corintios 9:6-9

• Que tu generosidad inspire gratitud a Dios. 2 Corintios 9:11

• No te apegues a lo material, pon tu esperanza en Dios. 1 Timoteo 6:

• Sé generoso aun en escasez, confiando en su provisión. 2 Corintios 8:2

Somos embajadoras de Cristo. Al practicar estas acciones, damos testimonio de Su amor. No se trata solo de escuchar, sino de vivir el mensaje cada día.

Pidamos al Señor que Su Espíritu forme en nosotras un carácter generoso, que bendiga a nuestras familias, a nuestras comunidades de fe y al mundo que nos rodea.

«No por fuerza ni por poder, sino por mi Espíritu…» (Zacarías 4:6)

¡Dios te bendiga! 🤗💜

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MAMÁ, JESÚS TE ENTIENDE

Por: Mariana Estrada

Ser mamá es una tarea muy hermosa y difícil al mismo tiempo. Muchas veces nos preguntamos si alguien entiende todo lo que vivimos por esta labor, y la respuesta es sí, ¡Jesús te entiende! A pesar de que Jesús no fue una madre, Él fue hecho semejante a los seres humanos, vivió en este mundo, enfrentó desafíos y experimentó situaciones como las nuestras. Hoy, Él quiere recordarte que no estás sola.   

Hebreos 4:15 dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”.

Es importante estar conscientes que somos un pilar fundamental en nuestros hogares para el cuidado y educación de nuestros hijos, ellos quieren explorar el mundo y es nuestro deber hablarles de Sus mandamientos y cada una de las maravillas creadas por Dios. Jesús enfrentó cada uno de los sentimientos que muchas veces nos invaden, y gracias a Su ejemplo hoy podemos aprender de Él a través de Su Palabra.

JESÚS TAMBIÉN EXPERIMENTÓ CANSANCIO. Juan 4:6

El ministerio de Jesús consistió en altas demandas, aunque Él era perfecto, se agotó física y emocionalmente, y también necesitó descansar. Nosotras también necesitamos descansar sin sentir culpa, sin sentirnos juzgadas. Jesús entiende ese cansancio que muchas veces las personas a nuestro alrededor no ven o no reconocen. Él quiere renovar tus fuerzas y darte descanso.

JESÚS TE ANIMA Y TE FORTALECE. Mateo 11:28

La maternidad puede llevarnos al límite, aunque es la experiencia más hermosa, sin duda no es la más sencilla. Entonces, ¿qué verdades de la Palabra de Dios pueden ayudarnos cuando parece que nos estamos ahogando en un mar de estrés por problemas con nuestros hijos?

Jesús no solo nos entiende, sino que quiere renovar nuestras fuerzas y ayudarnos para seguir adelante. A través de Su Palabra, de la comunión con Él en oración y de personas sabias que va poniendo a nuestro alrededor que nos pueden aconsejar, Él va dándonos Su gracia para seguir y no rendirnos. Mamá, Jesús está con nosotras en las madrugadas, en las preocupaciones, en el hospital, en la angustia y en los momentos de alegría. Él camina con nosotras. 

Isaías 40:31 dice: “Pero los que confían en el Señor recobran las fuerzas y levantan el vuelo, como las águilas; corren, y no se cansan; caminan, y no se fatigan”.  RVC

Las madres son un don precioso de Dios, y tienen una gran responsabilidad con lo que Dios ha creado. Ellas con su ternura, su gran capacidad de amar, son responsables de acompañar a sus hijos, que son “prestados por Dios” para conducirlos por el camino del bien.

Para terminar, ser madre es un honor y un enorme compromiso, debemos amar a nuestros hijos cuidando de nuestro hogar con prudencia. En Isaías 54:2-3 dice: “Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas. Porque a derecha y a izquierda te extenderás; Tu descendencia desalojará naciones y poblará ciudades desoladas.”  NVI

Cuando una mujer se siente fuerte y digna en El Señor, puede afrontar con confianza los problemas que le presenta la vida. Sin embargo, su fuerza está bajo control, guiada por la sabiduría que recibe del Padre. En todo lo que hace y dice, ella transmite no solo la sabiduría, sino también el amor que Dios ha derramado sobre ella.

Mamá, quizá nadie vea todo lo que haces, ni toda la carga de tu corazón, recuerda que no estás sola, cuando te sientas incomprendida o sin fuerzas, recuerda: ¡JESÚS te entiende!

MUJER Y MADRE QUE FORMA

Por: M.Th. Magda de Custodio

En el diseño de Dios, la mujer ocupa un lugar muy especial y profundamente significativo. Dentro de sus múltiples roles, ser mujer y ser madre son dos aspectos fundamentales que reflejan su propósito y valor. Para comprender plenamente estas funciones, es necesario reconocer que no son el resultado del azar, sino parte del plan divino establecido desde la creación. Dios trazó con sabiduría los principios que guían a la mujer en cada una de sus responsabilidades, ya sea como mujer individual, como madre formadora, y en su relación con sus hijos e hijas.

A través de este tema, reflexionaremos sobre este llamado divino que nos invita a formar, edificar y dejar huella en las generaciones.

LA CREACIÓN DE DIOS “LA MUJER”

La mujer tiene una función dentro de la creación, y para cumplir esa función debe existir un hombre, Génesis 1:27.

Esto es un diseño de Dios biológicamente respaldado. Como Su Hacedor se convirtió para ellos en Su Dios, siendo Su protector, Su sustento, seguridad, Su Señor.

La mujer fue creada con un propósito, Dios mismo vio que Su obra no estaba completa. Así que, en Su sabiduría, formó a la mujer, no como un ser inferior, sino como una compañera, una colaboradora, un complemento y parte integral del plan perfecto, divino y humano de Dios.

Génesis 2:18: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”.

Ambos, hombre y mujer fueron creados a imagen de Dios. Eso significa que en la mujer también habita la capacidad de amar, de crear, de cuidar, de enseñar y de reflejar el carácter de Su Creador.

¿CÓMO ME UBICO COMO MUJER EN LA FORMA CORRECTA DE VIDA?

Como mujeres tenemos frente a nosotras un abanico de responsabilidades que cumplir, y para que las cumplamos y que lo hagamos con éxito, hemos de entrar en la primera norma que rige el universo, el orden.

Necesitamos física y espiritualmente conocer el sendero a seguir, ser la persona que construye la casa: “La mujer sabia edifica la casa; Mas la necia, con sus manos la derriba”. Proverbios 14:1

La mujer debe hacerlo cubriendo toda la parte física y toda la parte espiritual.

La física, como modelo para sus hijos la madre debe ser: ordenada, debe esforzarse para que todos los ambientes de la casa estén ordenados; limpia, que estar dentro de la casa sea para su familia un deleite; diligente cumplir con todo, su sí que sea sí, cuidadosa en el vestir aprender a ser recatada, bien arreglada siempre, cuando esté frente a los demás, presencial o virtual, esforzarse por estar siempre presentable; cuidadosa en el hablar ser prudente, aprender a hablar y a callar, educada, sin malas expresiones en su comportamiento dar testimonio que es una Nueva Mujer en todo.

La espiritual, una mujer que busca leer y aprender de lo que Dios le dicta, le enseña, le manda hacer en la Biblia. Tener contacto con Su Creador a través de Jesús, se prepara para vivir los mandatos de Su Dios y enseñárselos a vivir a sus hijos, será la madre que instruye, forma, dirige a sus hijos en todo: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.  Proverbios 22:6

“Y el corazón del hombre y la mujer deben buscar una dirección correcta; si no busca muchas direcciones y eso lo lleva al sufrimiento sin sentido y sin Camino”. Magda Custodio

Para terminar, como mujeres que construyen una casa, que son parte del fundamento de una sociedad, debemos esforzarnos en ser lo mejor de lo mejor en todo.

Nuestro corazón es la primera escuela de los hijos, hemos de esforzarnos en guiarlos por el buen sendero con instrucciones, pero sobre todo con el ejemplo. No podemos permitirnos ser mediocres en los papeles que nos toca jugar. Porque somos la fuente a donde van nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros sobrinos a tomar agua. Nuestro mundo, nuestro entorno, lo tenemos que hacer brillar.

La única forma correcta de vida, de una mujer y madre que forma, no la dicta la moda, ni la cultura, ni las redes sociales. La verdadera forma correcta de vivir como mujer está en el corazón de Dios, revelado en Su Palabra, y cuando la mujer se alinea con ese propósito, encuentra paz, dirección, identidad y plenitud.

CORRIENDO NUESTRA MARATÓN

CORRIENDO NUESTRA MARATÓN

Por: Lcda. Susy de Aldana

Muchas de nosotras conocemos a alguien apasionado por las carreras de larga distancia, como la maratón, que abarca 42 km. con 195 metros, o la media maratón, de 21 km. con 97 metros.

Es interesante saber que quien es capaz de correr y llegar a la meta en una maratón, no es un simple corredor, es alguien con mucha “disciplina, constancia, resiliencia”, es producto de experiencia, paciencia de un buen entrenamiento y dieta.

Las estadísticas muestran que solo el 15% de la población mundial tiene el hábito de correr, mientras que apenas un 5% logra recorrer entre 10 y 15 kilómetros. Solo el 0.01.% completa una maratón, y aunque no todos ganen el primer lugar, se consideran triunfadores, pues muchos ni siquiera lo intentan por falta de “autodisciplina” para prepararse.

Leamos Filipenses 3:13-15 “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

Pablo nos da un claro ejemplo de ese cambio que debe provocar el Espíritu Santo en la vida de cada una de nosotras como hijas de Dios.

Ser una persona disciplinada no es tarea fácil, no se logra de la noche a la mañana, es un arduo entrenamiento, una pelea constante de morir a nosotras mismas, a nuestros deseos, a la comodidad, porque debemos ser capaces de vencer los obstáculos, los contratiempos, las excusas, la pereza, el miedo o como dice Pablo olvidar el pasado, para lograr aquello que nos hemos propuesto.

CONSTANCIA

Como Nuevas Mujeres, vamos aprendiendo la importancia de algunas rutinas, que, si las practicamos de manera constante, vienen a fortalecer nuestra fe y nos preparan para que sigamos con firmeza la carrera de la vida.

 Una de ellas es mantenernos en constante oración y comunión con nuestro Creador.

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Mateo 26:41

 Debemos anhelar y reforzar el hábito de la lectura de la Palabra para ponerla por obra.

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. Santiago 1:22

RESILIENCIA

Según la RAE, es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.

En nuestro caminar con Jesucristo, viviremos tiempos de abundancia, calma, paz y gozo, pero también enfrentaremos grandes montañas que escalar, ríos profundos, y temporadas de sequedad, dolor o incertidumbre.

En esos momentos difíciles debemos aprender a ser resilientes, Isaías 40:31 “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

Para terminar, todas estamos en la carrera de la vida, corriendo nuestra propia maratón, a nuestro ritmo, a nuestro modo, en el camino que Dios ha preparado para cada una, seamos disciplinadas, constantes, y aprendamos a ser resilientes para que al final de nuestros días digamos como dijo el apóstol Pablo en su carta a Timoteo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. 2 Timoteo 4:7-8

Dios te bendiga! 💜🤗

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SUEÑOS POR CUMPLIR

SUEÑOS POR CUMPLIR

Por: Gladis de Arango

¿Alguna vez has sentido que los sueños que tienes están lejos de cumplirse? Muchas veces necesitamos que alguien nos recuerde, que fuimos creadas por un Ser Supremo, diseñadas únicas y especiales, con sueños y propósitos para cumplir en la vida.

Pensemos por un momento cuántas mujeres mencionadas en la Biblia, a pesar de que enfrentaron problemas, confiaron en El Señor y cumplieron sus sueños: Débora: Jueces 4, Ana: 1 Samuel 1:1-20, La mujer del flujo de sangre: Marcos 5:25-34.

AÚN HAY SUEÑOS POR CUMPLIR…

La vida diaria nos absorbe, y muchas veces solo nos dejamos llevar por la rutina, nos levantamos, servimos en el hogar, las compras, el trabajo, la casa, etc.

Termina el día sin que nos demos cuenta que el tiempo sigue su rumbo, y nosotras nos sumergimos en esa vida cotidiana, dejando a un lado aquellos sueños que guardamos y nunca cumplimos.

Es necesario que recordemos que, si Dios ha puesto un sueño en nuestro corazón, a Su tiempo Él nos permitirá cumplirlo de acuerdo con Su voluntad. El apóstol Pablo escribió: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.  Filipenses 1:6

ENFOQUÉMONOS EN NUESTROS SUEÑOS

Si queremos cumplir un sueño o una meta, la buena noticia es que aún es tiempo, si lo pedimos y nos esforzamos. Nos dice la Palabra: “Que Dios te conceda lo que pidas de todo corazón, y que haga realidad lo que pienses hacer.”  Salmo 20:4 TLA

Pasos importantes para enfocarnos en nuestros sueños:

  • Oración constante: busca siempre la dirección divina y confía en Su tiempo. Mateo 7:7
  • Disciplina y acción: da pequeños pasos cada día hacia tu meta. Proverbios 16:3
  • Rodéate de personas sabias: busca personas que te animen y te ayuden a mantenerte firme. Eclesiastés 4:9-10

Dice una frase anónima: La distancia entre los sueños y la realidad se llama acción.

¿CUÁL ES TU SUEÑO O META?

¿Qué sueño, anhelo, deseo, ha puesto Dios en tu corazón? ¿Qué te impide alcanzarlo o creer que es posible?

No importa cuán grande o pequeño es tu sueño, lo esencial es enfocarte en aquello que realmente te interesa, te brinda satisfacción y te hace sentir valiosa y útil.

La Palabra en Efesios 3:20 dice: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”.

Algunos pasos que podemos seguir

  1. Escribe en un papel tus metas o sueños. La Palabra de Dios dice en libro de Habacuc 2, que se escriban en tablas las visiones. Coloquémoslas en un lugar visible y leámoslas constantemente, esto servirá para motivarnos.
  2. No nos enfoquemos en muchas metas o sueños, eso solamente puede frustrarnos, es mejor tener una o dos metas realistas, esforzarnos y trabajar en ellas.
  3. Debemos ponerles fecha de cumplimiento, organizarnos haciendo un plan, dividirlo en pasos y actuar, esto facilita el camino a la meta.
  4. No nos rindamos fácilmente, si fallamos, sigamos intentándolo, todo esfuerzo tiene su recompensa. 
  5. Por último, no olvidemos la razón o el porqué de nuestro sueño.  

Para terminar, no nos detengamos viendo como otras cumplen sus sueños. Aún podemos soñar y proponernos metas. Es cierto que no se alcanzan de un día para otro, sino que requiere tiempo, disciplina y compromiso.

Dios es fiel y quiere bendecirnos, en Su voluntad nuestros sueños pueden ser cumplidos, si nos mantenemos firmes y enfocadas en lo que anhelamos realizar.

«Pon todo lo que hagas en manos del Señor, y tus planes tendrán éxito.

Proverbios 16:3 NTV