NO TIRES LA TOALLA

no tires la toalla

Esta expresión proviene del mundo del boxeo y se usa cuando el boxeador ya no puede más y se da por vencido, las reglas dicen que su entrenador debe arrojar una toalla al ring, lo cual significa que abandona el combate. (Google)

Muchas personas usamos esta expresión, nos cansamos del trabajo diario y una salida rápida a nuestra responsabilidad es “tirar la toalla”. Es lamentable que entre los cristianos también se haga así, nos comprometemos a realizar algo y cuando las condiciones no son las que deseamos o esperamos, tiramos la toalla. Veamos la siguiente comparación:

En la vida diaria nosotras somos como boxeadores, nos enfrentamos a diferentes situaciones en las que debemos pelear, cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón y nos disponemos a obedecerlo, Él se convierte en nuestro entrenador y nosotras en sus boxeadoras. Como boxeadoras nosotras debemos obedecer las instrucciones para no ser vencidas en la pelea, pues Él conoce a nuestro enemigo.

El apóstol Pablo dice en 1 Corintios 9:24-27 26 Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. 27 Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado”. (NVI)

El lema que se menciona generalmente en las competencias “lo importante no es ganar, sino participar”, queda fuera aquí, porque en nuestra pelea “lo importante es participar y ganar”, debemos esforzarnos por mantenernos en esta pelea y no sólo participar, el versículo  24b nos dice: “Corred de tal manera que lo obtengáis”.

En los Juegos Olímpicos, vemos a deportistas obtener medallas por haber ganado alguna competencia, para llegar ahí ellos debieron entrenar muy duro, levantarse de madrugada, tener dietas especiales, permanecer encerrados entrenando, etc, etc. duros entrenamientos para obtener, si lo logran, una medalla de bronce, de plata o de oro.

Dios a través de Su Palabra nos instruye, nos capacita y nos hace aptas para la pelea, costumbres, hábitos, motivaciones deben ser cambiados, si mentía, ya no debo mentir, si robaba, ya no debo robar, si participaba en chisme, ahora ya no, etc. Poco a poco mi conducta debe ir pareciéndose más a Jesús, mi maestro.

Nuestra meta debe ser correr para ganar, pelear la batalla con nuestro propósito en mente, esforzándome en ser ejemplo para los demás, mostrando que estoy en el proceso de parecerme a Jesús.

Salmos 23 inicia diciendo: “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará….”

Por otro lado, Jesús no tira la toalla cuando nosotros le fallamos, Él espera que nos arrepintamos y sigamos adelante.

La Biblia dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2 Pedro 3:9

Al igual que Jesús, nosotras debemos mantener la vista fija en el premio que está preparado, la carrera o la constante pelea puede parecer larga y es necesario que perseveremos hasta el fin y obtener el premio de la vida eterna, es importante tener convicción en lo que hemos creído para que nada ni nadie nos distraiga de ese premio, y al final poder decir como el apóstol Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. 2 Timoteo 4:7-8

En conclusión, alguien hizo el comentario: “Si vas a tirar la toalla que sea porque ya te secaste la frente para seguir luchando”. Debemos meditar en ello, porque nuestra lucha es a ganar, nosotras no debemos Tirar la Toalla en nuestro llamado, aunque parezca que no es mucho lo que hacemos o muy pequeño, son las obras que Dios ha preparado para que hagamos y debemos hacerlas con excelencia, no dejando nada a medias aunque estemos cansadas y mientras las hacemos y cumplimos con la voluntad de Dios, Él está trabajando en nosotras, en nuestra familia, en nuestro carácter, en nuestra debilidad, en nuestra fortaleza, entre otros.

Isaías 40:29-31 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;

31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”

SÍ, SÍ; NO, NO

sisinono

 

“La mayoría de nuestros problemas son decir “sí” demasiado rápido y “no” demasiado tarde”.

  (Pensamiento Anónimo)

Leamos Mateo 5:37 “Antes bien, sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no”; y lo que es más de esto, procede del mal”.  Biblia de Las Américas. (LBLA)

¿Qué dice Jesús acerca de esto? en este versículo el valor radical que deben tener nuestras palabras. Que debemos responder como si estuviéramos bajo juramento.

En el mundo se refleja que las personas cambian o pasan con facilidad del “sí”  al “no”, o al contrario.   ¿Te ha sucedido que te han prometido algo y no cumplen? Nos dicen que harán algo y luego no lo cumplen.   Al pasarnos esto, la confiabilidad y la credibilidad en esta persona se pierde.

Nuestras palabras deben tener valor principalmente para  nosotras mismas y luego para los demás. Nosotras, como cristianas, tenemos que ser DIFERENTES. Tenemos que ser definidas y pensar muy claramente qué es lo que vamos a contestar ante lo que nos piden. Si vas a dar un “si” o vas a dar un “no”, es importante que lo hagas con plena convicción de que eso es lo que vas a hacer.

Antes de responder a una petición o una pregunta, tu boca debe estar perfectamente conectada con tu mente para no decir algo que no vas a cumplir después.

Veamos un ejemplo del Apóstol Pablo en 2 Corintios 1:15-19 dice: “Seguro de esto, quise antes que nada ir a visitarlos, para que tuvieran una doble bendición; 16 es decir, quise visitarlos de camino a Macedonia, y visitarlos nuevamente a mi regreso, para que me ayudaran a continuar mi viaje a Judea. 17 Cuando quise hacer esto, ¿fue acaso algo decidido a la ligera? ¿Acaso lo que pienso hacer, lo pienso como toda la gente, que está lista para decir «Sí» y «No» al mismo tiempo? 18 Dios es testigo fiel de que nosotros no les decimos a ustedes «Sí» y «No» al mismo tiempo. 19 Porque Jesucristo, el Hijo de Dios, que Silvano, Timoteo y yo les hemos predicado, no ha sido «Sí» y «No»; sino que siempre ha sido «Sí» en él.”  RVC

El apóstol Pablo estaba afirmando aquí que no decía las cosas como si fuera inconstante, desleal o vacilante, él no decía ni hacía las cosas a la ligera. Pablo también nos anima a ser personas que cumplimos con los compromisos que hacemos, como personas dignas de confianza.

Cada una de nosotras debe conocer la capacidad que posee para cumplir con sus compromisos. ¿Te has ofrecido entregar algo que urgía pero no cumpliste? ¿Devolver un libro, dinero que debías, etc. y luego te justificas con cualquier excusa? La Biblia nos anima a que no seamos ligeros, imprudentes, para comprometernos. El sabio Salomón nos dice, en cuanto a las promesas que hacemos a Dios, que no las hagamos si no vamos a cumplirlas porque, ¿cómo podemos cumplirle a Dios que no vemos, si a los que vemos no les cumplimos?

Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas”. Eclesiastés 5:5

Preguntémonos: ¿Aprenderán las personas el mensaje del evangelio estudiando y observando mi vida?

Sigamos el ejemplo de nuestro Padre Celestial.   2 Corintios 1:20 “Porque todas las promesas de Dios en él son «Sí». Por eso, por medio de él también nosotros decimos «Amén», para la gloria de Dios.”  Reina Valera Contemporánea (RVC)

 

NO DEJES DE ALABAR A DIOS

NO DEJES DE ALABAR

En Hechos 16:19 al 34 está el relato de cómo el apóstol Pablo y Silas fueron apresados, azotados y echados a la prisión por haber hecho un milagro de sanidad en una joven que tenía un espíritu de adivinación.

Pablo y Silas pasaron momentos difíciles, pues después de ser azotados los echaron dentro de una cárcel oscura y sucia y les colocaron grilletes en los pies.

¿Qué haríamos nosotras en semejante situación? ¿Qué haría yo?

Lo que hicieron estos dos prisioneros es sorprendente: decidieron alabar a su Señor y comenzaron a cantar himnos a Dios, tuvieron su propia reunión de alabanza y adoración en medio de la situación que estaban pasando de humillación y sufrimiento.

     El apóstol Pablo y Silas podían entender que no son las circunstancias las que deben motivarnos a adorar a Dios, sino que debemos adorarle porque Él es el único que merece ser alabado y adorado.

La absoluta dependencia y fe en Dios que el apóstol Pablo y Silas demostraron al alabar a Dios en medio de tanto sufrimiento, dolor y humillación, y luego su integridad al no huir (para que el carcelero no fuera castigado con la pena de muerte) hizo posible que una familia completa creyera en el Señor Jesucristo y pudiesen ser salvos.

La integridad de ellos era tan completa, que después de haberles predicado al carcelero y a su familia, regresaron a la cárcel. Fue hasta el día siguiente que los magistrados tuvieron que llegar personalmente a rogarles que salieran de la cárcel.

Este pasaje bíblico nos da una enseñanza muy valiosa, porque nos muestra que se debe alabar a Dios en todo tiempo. No solamente cuando estamos bien y sin problemas, sino que también en medio de sufrimientos y conflictos, y lo más importante es que nos enseña que es muy valioso alabar a Dios con nuestra manera de vivir y actuar, porque nuestro testimonio de vida es la mejor forma de alabarle a Él.

Por otro lado, también es necesario aprender que nuestra alabanza y adoración NO debe estar motivada por la intención de querer manipular a Dios: puesto que hay personas que piensan que primero deben alabarle y después ya pueden pedirle y así Dios contestará más rápido sus peticiones. No es así, puesto que a Dios es imposible manipularle.

Dios quiere que cualquiera que sea nuestra circunstancia, podamos levantar nuestras voces en alabanza y agradecimiento a Él, porque tenemos el privilegio de conocerle y de ser sus siervas.

3 Tu misericordia es mejor que la vida; por eso mis labios te alaban.
4 ¡Yo te bendeciré mientras tenga vida, y en tu nombre levantaré 
mis manos!”  

Salmo 63:3-4 (Reina Valera Contemporánea)

DISFRUTANDO DEL FAVOR DE DIOS

DISFRUTANDO EL FAVOR DE DIOS

 

“La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres”. Proverbios 3:3-4 (BLA)

Quién de nosotras no quisiera contar con el favor de Dios siempre, y aún mejor, que siempre seamos personas que ante sus ojos hallemos gracia y favor, que hagamos sonreír a Dios. De seguro lo hacemos, Él nos ha amado y siempre nos amará, no importa lo que hagamos o dejemos de hacer.

La Biblia nos habla de cómo podemos obtener esa gracia y favor no sólo delante de Él, sino también delante de los que nos rodean. Desglosemos estos dos versículos para entender, y aplicar lo que el rey Salomón nos aconseja.

Cuando se habla de “misericordia” es importante conocer exactamente lo que esta palabra envuelve, según el diccionario, misericordia es la disposición a compadecerse de los males y miserias ajenas. Este sentimiento se manifiesta en amabilidad, en ayudar al necesitado, se expresa a través del perdón y la reconciliación. Es más que un sentimiento de simpatía, es una práctica. Como seguidoras de Cristo es importante saber que es uno de los principales atributos divinos.

Cuando el rey Salomón habla de que nunca nos alejemos de la “verdad”, la verdad  que procede de Dios, que debe venir a formar parte de nosotras, exteriormente en nuestra conducta para que todos la vean como un adorno de la hermosura espiritual, e interiormente como tema de nuestra meditación personal para llegar a ser evidencia del nuevo pacto con nuestro Dios.

La misericordia es una actitud, y la verdad es el conocimiento de Dios y Su Palabra que se vuelve rema en nuestra vida, o sea la revelación específica de Dios para cada uno.

Cuando las mujeres atamos algo a nuestro cuello es para que sea visible a los ojos de todos los que nos rodean, deseamos que cuando nos colocamos un collar o una cadena con algún diseño bonito, nuestras amigas lo vean, esto es algo que queda visible el tiempo que nosotras decidamos. De la misma manera, la misericordia y la verdad, deben ser visibles todo el tiempo en nuestra vida, sin tener que conversar con alguien, el sólo hecho de estar presentes éstas dos cualidades en nuestra vida, se ven al instante. Esto posiblemente nos quiere decir el rey Salomón: “¡Vístete, muéstrate y modela estas cualidades!” y no para gloriarte tú, sino para mostrar la gloria de Dios a través de tu vida. Sé ejemplo de misericordia.

El favor de Dios se vuelve activo en tu vida cuando empiezas a ver una lluvia de abundantes e inigualables bendiciones, aunque pareciera que nada cambia, cuando estás obedeciendo a Dios, todo lo ves desde otra perspectiva, empiezas a percibir, a sentir y gozar ser agradable a sus ojos,  por la decisión que tomaste, no sólo de entregarle tu vida, sino vivir cada día para Él, según Su voluntad y la guía del Espíritu Santo.

Como consecuencia de vivir obedeciendo a Dios, obtienes lo mismo pero ahora de los seres humanos, de las personas que te rodean, de tu familia, amigos, etc.

El obtener ese trabajo que deseabas, esa ayuda de las personas en situaciones que,  aunque parezcan insignificantes, muestran el favor de Dios a tu vida, es Su gracia delante de ti, que te abre puertas, oportunidades y experiencias que jamás imaginaste vivir. Nunca dudes que el favor de Dios siempre te acompaña, por lo tanto, las personas podrán verlo en ti también, lo empiezas a modelar y la gente será atraída a ti para que tú puedas mostrarles a un Dios, que tiene para nosotras planes de bien, de esperanza, de amor y salvación eterna.

En la Biblia leemos: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”.  Lucas 2:52

Busca la misericordia y la verdad día con día, vive estas verdades, no te avergüences de ser una embajadora de Su reino, créelo firmemente y aprópiate del título que Dios te ha concedido, Su favor, Su gracia, Su mano y sobretodo Su presencia te acompañarán y Él se gozará de ver tú corazón que siempre busca agradarle, servirle y amarle día con día.

VICTORIOSAS EN CRISTO JESÚS

VICTORIOSAS EN CRISTO JESUS

     Todas las personas que practican o hacen deporte por competencia, saben que parte de su éxito no es sólo pensar en la meta, sino, también su actitud; todos juegan o compiten con una mentalidad de ganador, aun sabiendo que pueden tener un gran rival a vencer.

Nuestra vida en Cristo Jesús la podemos comparar con los grandes deportistas, ellos corren  como para ganar el premio, obtener la victoria.

Elige una buena actitud:

  • Actitud: voluntad para encarar las actividades. Es la forma de actuar de una persona, el comportamiento que emplea un individuo para hacer las cosas, son pensamientos convertidos en acciones. (Diccionario Manual de la Lengua Española, Vox)

 Actitud Positiva: pensar en forma objetiva, sana, en lo bueno y lo agradable, es tener buenos pensamientos, es tener fe, confianza y ausencia de toda incertidumbre.

Podemos ver lo que ocurre con los atletas o jugadores de grandes equipos, salen siempre a jugar con una actitud positiva, tienen clara la idea de que son dignos merecedores del triunfo, van con una mente de ganador, aunque el rival al que se enfrenten sea difícil de vencer, no tienen miedo, no se desmotivan, todos los que compiten juegan como nunca antes, dando lo mejor de sí hasta el último minuto. Aunque para  algunos el resultado no sea el esperado, aceptar la derrota no es fácil, ellos saben que deben analizar cuáles fueron sus debilidades y errores y prepararse mejor para la próxima competencia.

De la misma manera cada una de las situaciones, problemas,  o tentaciones a las  que te enfrentas siempre te pueden enseñar algo, puedes vivir con el sentimiento de derrota, de pérdida, de desánimo o por el contrario CAMBIAS DE ACTITUD, oras, analizas (con la esperanza en Dios), qué es lo que está pasando, reconoces tus debilidades, buscas tus errores hasta que   comprendes que de la forma en que lo has intentado no funciona, así que buscas otras alternativas o formas de hacerlo con la guianza del Espíritu Santo.

 

Filipenses 3:13-14 dice: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,  prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.  ¡Este debiera ser nuestro ánimo!

Marcos 7:21-23 NVI, “Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos…”

El campo de batalla o blanco perfecto de nuestro enemigo el diablo, es nuestra mente y dentro de ella se lleva a cabo una batalla, entre nuestra vieja y pecaminosa naturaleza y nuestra naturaleza en Cristo. Es por esa razón que debemos proteger nuestros pensamientos y si queremos ganar la batalla debemos cambiar la manera en que pensamos y pedirle al Espíritu Santo que nos ayude.

“Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”.  Proverbios 23:7

 Mujer, no aceptes pensamientos de fracaso, de duda, o menosprecio a ti misma.  Llena tu mente de la Palabra de Dios, aprende y repite Su Palabra cuando vengan a ti pensamientos que sabes que no son correctos.

Sino que al igual que Josué y Caleb, ellos marcaron la diferencia con los otros espías, depositaron su confianza en Dios y el temor no se apoderó de ellos, en ningún momento permitieron que las dificultades acabarán con su fe, aunque veían a un rival poderoso creyeron que más poderoso era el que estaba con  ellos. Números 13:25-33.

VICTORIA:  “Hecho de vencer en una competición o una lucha”. Es sinónimo de triunfo.

La sociedad o los que están a nuestro alrededor, nos inculcan que la victoria sólo puede ser verdadera cuando tenemos el premio, la medalla o el trofeo por el cual hemos luchado.  Lee Hebreos 12:1-2.

Para vivir una Vida Victoriosa es necesario vivir en santidad e integridad, guardándonos sin mancha en un mundo tan difícil en el cual, debemos perseverar, superar la adversidad, avanzar hacia adelante con paso firme resistiendo la tentación, no perdiendo de vista nuestra meta: gozar de la vida eterna con Jesucristo Nuestro Salvador.

Como conclusión, si estas frente a una lucha tratando de vencer una tentación o tratando de salir de un problema, hazte esta pregunta, ¿dónde estoy buscando fuerzas para luchar? Si buscas en cualquier lado o con cualquier persona y no buscas en Jesucristo y Su Palabra, no vas a encontrar nunca salida a tu problema. La naturaleza del ser humano es agotar todos los recursos que están a su alcance y por último pensamos en acudir a Cristo, cuando sabemos que sólo Él puede darnos la victoria sobre cualquier tentación, pecado o problema.

Recuerda que el éxito en la vida cristiana no consiste en nunca haber caído, sino, en levantarnos de los tropiezos y seguir detrás de Aquel que nos dio ejemplo.

“¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo.”   

1 Corintios 15:57 NTV