PROSIGO A LA META

Cita el apóstol Pablo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3:12-13 y 14.
Cuando levantamos la vista y vemos hacia el futuro, dejando atrás todo lo que no nos deja despegar a una vida plena y más libre, es necesario ponernos una meta, una visión, un motivo, para esforzarnos a seguir adelante. Nuestra meta tiene que ver con conocer y entender la Palabra de Dios, con la guía del Espíritu Santo, para ponerla en práctica y manifestar el carácter de Jesús. De esta manera y manteniéndome con la mirada en Él, podré gozar de todo lo que tiene para mí.
Dios puede hacer la obra en mí, me dispongo para el cambio continuo como dice el Salmos 51:10: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Algo que nos puede llenar de ánimo, gozo y seguridad para proseguir a la meta es que Dios es el más interesado en que lleguemos. ¡Ánimo, sigue adelante!
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