AMOR EN ACCIÓN

Por: Wendy Solares de Contreras

Elizabeth Elliot, esposa del misionero Jim Elliot, enfrentó una pérdida desgarradora cuando su esposo fue asesinado por la tribu a la que intentaba evangelizar. Él fue una de las cinco personas asesinadas durante la Operación Auca, un intento de evangelizar al pueblo Huaorani de Ecuador. A pesar del dolor, Elizabeth regresó a la misma tribu, 2 años después, para compartirles el amor de Cristo, logrando que muchos de ellos se convirtieran. Su decisión de amar no fue solo un sentimiento, sino una acción basada en la verdad del evangelio. Su vida nos recuerda que el amor verdadero se demuestra con hechos y no solo con palabras.

1 Juan 3:18 nos dice: «Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.

La vida de Jim Elliot y su esposa ha dejado un testimonio de amor y servicio, a pesar de los años seguimos escuchando su historia que nos enseña lecciones importantes para amar con hechos y en verdad, por esa razón debemos tener presente que, el amor verdadero se demuestra mediante acciones concretas y prácticas.

Juan 13:12-15 nos narra la historia de cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos, dándonos una muestra de humildad y amor incondicional a través del servicio. Jesús no solo predicó sobre el amor, Él lo vivió.  

Decir que amamos muchas veces no es suficiente, nuestras acciones deben respaldar nuestras palabras, practicando a diario actos de servicio en beneficio de cada uno de los miembros de nuestra familia, amigos, compañeros de estudio o trabajo, al practicarlo nos ayuda a ser conscientes de lo importante que es mostrar amor, cuidado y estima en sus necesidades primordiales.

Sobre este aspecto la Biblia nos narra la historia de Rut y Noemí demostrando un amor intencional. Lee Rut 1:16-17. El amor genuino no busca el reconocimiento ni ser correspondido, sino el bienestar del otro. La historia de Rut nos muestra el amor sincero e intencional hacia su suegra Noemí.  

Amar es una decisión diaria, una actitud del corazón que se manifiesta en actos deliberados.  Ser intencionales es detenernos y poder preguntarnos: ¿A quién puedo servir hoy?, es planificar o buscar oportunidades para reflejar el amor de Cristo.

Al igual que la historia de Rut y la de Jim y Elizabeth Elliot siguen inspirando a generaciones, enseñando que el amor no tiene miedo al sacrificio, y recordando que amar intencionalmente implica darlo todo, dejarlo todo por amor a Dios con hechos y con acciones, nosotras también tenemos oportunidades para inspirar y dejar un legado de amor, que también se manifiesta en el servicio.

Para finalizar, el amor en acción es el que se manifiesta en acciones concretas, no son promesas vacías, es el amor que nace de nuestro corazón cuando reconocemos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, solo teniendo una relación con Él podemos estar dispuestas a caminar la milla extra, a servir a nuestro prójimo, a pesar de cualquier cosa que pudiera separarnos.

MANTENIENDO LA FE, EL AMOR Y LA ESPERANZA…

MANTENENIENDO LA FE, EL AMOR Y LA ESPERANZA EN MEDIO DEL SUFRIMIENTO

Por: Jocabed Salguero

Al orar a nuestro Dios y Padre por ustedes, pensamos en el fiel trabajo que hacen, las acciones de amor que realizan y la constante esperanza que tienen a causa

de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Tesalonicenses 1:3 (NTV)

El apóstol Pablo se tomaba el tiempo de animar, aconsejar, a las iglesias, orar por ellos y guiarlos para que su vida estuviera de acuerdo a la voluntad de Dios. Veamos a continuación un ejemplo de estas muestras de amor de parte de Pablo, y quienes lo acompañaban, Silas y Timoteo a los creyentes en Tesalónica.

Tesalónica era la ciudad principal de Macedonia en tiempos del Nuevo Testamento, por tener una sinagoga, y por ser el centro más importante, el apóstol Pablo coordinó una visita, como parte de su estrategia para poder compartir el evangelio.

En un segundo viaje misionero, Pablo en tres semanas logró la conversión de algunos judíos, muchos prosélitos (discípulos) griegos, y de “mujeres nobles no pocas”. (Hechos 17:4)

Luego, Pablo fue acusado de revolucionario (rebelde/traidor) y tuvo que abandonar la ciudad. (Hechos 17:5-10) Pero no olvidó a los cristianos. Mandó a su representante personal y dentro de muy poco tiempo les escribió dos cartas, 1 y 2 Tesalonicenses.  Pablo admira la constancia ante la persecución de los tesalonicenses y los elogia.  (Tomado del Diccionario Bíblico Ilustrado de la Biblia)

Por lo que leemos, podemos darnos cuenta que Pablo mostró interés en los cristianos que se habían convertido en Tesalónica, les advierte que no se dejen engañar por falsas doctrinas y les enseña sobre la segunda venida de Jesucristo. Él, aunque no estaba presente, siguió enseñándoles cómo mantenerse en el amor, la fe y la esperanza en que habían creído.

COMPARTIENDO NUESTRA FE CON LOS DEMÁS

Compartir nuestra fe, o las buenas nuevas de salvación, acerca de Jesús con los demás es algo muy importante, nosotras todavía en algunos países, gozamos de libertad de culto y no hemos sufrido persecución por Su causa.

Los Tesalonicenses son un ejemplo para nosotras, los que primeramente recibieron el mensaje, aun padeciendo persecución o sufrimiento, no dejaban de compartir el evangelio.

El apóstol Pablo lo escribió así en 1 Tesalonicenses 1:6: “Así que recibieron el mensaje con la alegría del Espíritu Santo, a pesar del gran sufrimiento que les trajo. De este modo nos imitaron a nosotros y también al Señor.” (NTV)

¿Qué es lo que nos impide compartir nuestra fe?

Quizá viene miedo a nuestra vida o pensamos en el qué dirán, o posiblemente que no estamos capacitadas para hablar de lo que creemos.

Pablo dice que Dios es quién les dio el valor a los tesalonicenses para hablar las buenas nuevas con valentía, también dice que el propósito de ellos era agradar a Dios y no a las personas. (1 Tes.2:1-4)

Entonces, podemos aprender de ellos que no importa nuestra edad, no importa el miedo, la vergüenza que podemos sentir; si tenemos claro nuestro propósito en Dios, Él nos dará poder a través de Su Espíritu Santo para que abramos nuestra boca y compartamos nuestra fe.

¿CUÁL ES NUESTRA ESPERANZA?

Estamos viviendo a nivel mundial tiempos muy difíciles, hoy, queremos recordarte que hay una esperanza para nuestra vida, y debemos aferrarnos a ella. Nuestra esperanza es la resurrección, la esperanza de una vida transformada.

Este era un tema que estaba trayendo cierto miedo o causando confusión en algunos Tesalonicenses, pero Pablo explica en 1 Tesalonicenses 5:9-10 “Porque no nos ha destinado Dios para ira, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10 que murió por nosotros, para que ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos junto con Él.” (NBLA)

Pablo les exhorta a mantenerse en guardia y alertas para el día en que esto suceda. “Pero los que vivimos en la luz estemos lúcidos, protegidos por la armadura de la fe y el amor, y usemos, por casco, la confianza de nuestra salvación.” 1 Tesalonicenses 5:8. (NTV)

Llegará el día en que Cristo vuelva o que nosotras vayamos a Él y debemos estar preparadas ante cualquier situación, debemos reconocer que el tiempo de vida en la tierra es incierto, pero tenemos un futuro y una esperanza que es estar en la presencia de Dios para siempre.

Mientras ese día llega, debemos disponernos a ser instrumentos de esa esperanza a la gente a nuestro alrededor, y que todavía no lo conoce o no tiene una relación personal con Él. En nuestro entorno hay personas que están sufriendo, y debemos comprender nosotras y ayudarles a ver que cada vez que pasamos por esos momentos difíciles, Dios está obrando en nuestra vida en medio de esos sufrimientos.

Otro punto importante es el AMOR, los Tesalonicenses ya mostraban ese amor y lo compartían con los demás creyentes. Ahora piensa, ¿tú también estas demostrando amor hacia los demás? ¿muestras amor hacia ti misma?

Para finalizar, Esta carta a los Tesalonicenses nos enseña que la fe, el amor y la esperanza son una razón suficiente para poder vivir de manera que le agrade a Dios, no hay nada más que agrade el corazón de Dios, que ver a sus hijos apartados del pecado y viviendo para Él. Es un reto muy grande, debemos ser conscientes y auto evaluar la forma en que estamos viviendo.

Debemos vivir relaciones saludables, servir con amor a los demás, vivir por fe y compartirla con los demás, debemos honrar a nuestras autoridades, ser agradecidos en todo tiempo, vivir en paz, trabajar con excelencia, vivir con gozo y alegría a pesar de las circunstancias, nunca dejando de orar y leer la Palabra de Dios. 

Nadie dijo que la vida era fácil, pero tenemos una esperanza y es que en medio de las dificultades tenemos al Espíritu Santo quién nos sustenta, consuela y nos ayuda a sobreponernos ante toda adversidad y también nos recuerda que esperamos el cumplimiento de la promesa que Cristo regresará. 

“Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es Aquel que los llama, el cual también lo hará.” 

1 Tesalonicenses 5:23-24. (NBLA)

Dios te bendiga.

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SIEMPRE ESTAMOS DANDO

Por: Sandra de Zepeda

Cuando el apóstol Pablo se estaba despidiendo de una iglesia que fundó en la ciudad que se llamaba Mileto, llamó a los ancianos y les dijo estas palabras: “35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” Hechos 20:35 RVC

El apóstol Pablo, probablemente, se estaba refiriendo a que una persona es más afortunada cuando da que cuando recibe, porque antes de poder “dar” se ha recibido la bendición de parte de Dios.

Dios ya nos bendijo, y lo hizo desde el momento que nos dio la vida, salud, padres que nos criaron, techo, comida en la mesa; también es una bendición tener esposo, hijos, etc., porque si nos ponemos a contarlas, son innumerables las bendiciones que hemos recibido de Dios a lo largo de nuestra vida.

Y es por ese ejemplo que hemos recibido de Dios, que también nosotras debemos hacerlo, porque, aunque no nos demos cuenta siempre estamos dando, ya que por gratitud a Él respondemos a todas las bendiciones cuando le servimos a nuestro esposo, a nuestros hijos, a nuestra familia, a nuestros amigos, en la congregación donde estamos, etc., y cuando le pedimos a Dios que nos use, conforme Su voluntad porque queremos agradecerle que Él ya nos bendijo.

Y para hacer estas cosas no nos tienen que leer un versículo de la Biblia cada vez que vamos hacerlo, lo hacemos por instinto, por amor a nuestro prójimo (Mateo 19:19). Y si en algunas ocasiones hacemos aun más de lo que nos piden o tenemos que hacer, es porque estamos agradecidas con nuestro Padre, por eso damos gracias a Dios siempre, como dice Colosenses 3:15 pues estamos conscientes de donde proviene todo lo que tenemos (Mateo 6:26).

DAR CON GRATITUD

Sabemos que debemos dar con gozo, con agradecimiento y conforme a nuestras posibilidades. La Biblia nos habla de ofrendar y diezmar, hemos escuchado prédicas sobre este tema, nos han dado testimonios de cómo Dios ha bendecido tanto al que da, como al necesitado, entonces ¿por qué no ofrendamos y diezmamos? ¿por qué nos ofendemos o molestamos cuando nos piden que lo hagamos? ¿por qué nos negamos a animar a otras personas a que lo hagan? Si sabemos con certeza que es un mandato de Dios y que lo debemos hacer con gozo y gratitud.

Cuando damos no lo debemos hacer para recibir algo a cambio, sino por amor a Dios, por obediencia, por cumplir sus mandamientos, porque lo reconocemos como el único Dios, dependemos de Su amor, y porque queremos obedecer todos sus mandamientos, como amar al prójimo, ofrendar y diezmar.

Así que le ruego a El Espíritu Santo que nos redarguya a cada una de nosotras, para ofrendar y diezmar de acuerdo a nuestro corazón agradecido.

Dios te bendiga.

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EL DIOS QUE ME VE

Por: Lorena de Morales

Probablemente en alguna ocasión has escuchado la siguiente frase: “Acuérdate que hay un Dios que todo lo ve” ¿Verdad que sí? Quizá lo escuchaste de tus padres, un maestro, un amigo o pudiste haber sido tú misma quien lo dijera.

Me atrevería a decir que a un 99.9% de las personas que escucharon está frase, los llevó a pensar en Dios como alguien que siempre les estaba observando con atención para castigarles justo en el momento en que hicieran algo indebido. Esto seguramente distorsionó en muchos la imagen que Dios desea que tengan de Él. Un Padre que los ama y cuida de sus hijos.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.” 1ª. Juan 4:10 NVI

COMO ME VE DIOS

Hace algunas semanas, mientras escuchaba algunos cantos y adoraba a El Señor, el Espíritu Santo comenzó a llamar mi atención con respecto a cómo Dios me ve. Y recordé la letra de una canción de Marcos Witt que dice: “Tus ojos revelan que yo nada puedo esconder, que no soy nada sin ti, ¡oh fiel Señor! Todo lo sabes de mi cuando miras el corazón, todo lo puedes ver muy dentro de mí, llevas mi vida a una sola verdad, que cuando me miras nada puedo ocultar…”

De pronto entendí que Dios quería enseñarme algo al respecto; pero antes de hablar de esto veamos el significado de dos palabras.

  • Ocultar: (en hebreo Tsafan) El significado de este verbo es básicamente el acto de ocultar algo o alguien con una intención deliberada. (tomado de Israel biblical studies)
  • Esconder: significa encubrir, ocultar, retirar a alguien o algo a un lugar o sitio secreto (Diccionario RAE)

Cuando escuchaba esta canción, automáticamente pensé que lo oculto se refería a pecado o motivos incorrectos, lo cual no deja de ser válido porque necesitamos estar a cuentas con Dios, como lo dice Isaías 1:18. Pero El Señor me aclaró que no necesariamente era así, y que Él desea que yo descubra todas las cosas hermosas y valiosas que se encuentran escondidas, ocultas o guardadas dentro de mí.

Entendí que Él está más interesado en todo lo bueno que hay en mí. Aunque siempre es muy importante continuar moldeando mi carácter y alinearlo a su Palabra. Esta revelación no sólo ha cambiado mi forma de pensar, sino que definitivamente me ha enseñado a conocer a El Padre en otra dimensión.

Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos. 3Tú escudriñas mi senda y mi descanso y conoces bien todos mis caminos. 4Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda.  Salmo 139:2-4 LBLA

Es hermoso ver cuántos ejemplos hay en la Biblia de personas que fueron ocultadas, escondidas y protegidas porque eran valiosas para Dios. Entre ellas podemos mencionar a Moisés, a quien ocultó su madre para preservar su vida (Éxodo 2:2); Rahab, quien escondió a los espías israelitas para que no los mataran y pudieran escapar (Josué 2:1-14); Abdías, un hombre con temor de Dios, que fue valiente y escondió a 100 profetas para protegerlos del rey Acab (1 Reyes 18:3-4).

De la misma forma, nosotras también necesitamos proteger como un tesoro todo lo bueno y hermoso que Dios ha depositado en nuestro corazón, sabiendo que no hay nada oculto ni escondido para Él, pues todo lo sabe y todo lo ve.

Si caminamos con ese entendimiento, estaremos más conscientes de cuánto valor tenemos a los ojos de Dios y viviremos para agradarle en todo tiempo y en todo lugar.

Entonces, debemos ocuparnos para que en nuestro corazón haya un buen tesoro, para que al hablar mostremos el buen fruto que hemos ido atesorando en nuestro corazón.

Te animo, para que pases tiempo a solas con Dios. Búscale, Él hablará a tu corazón y te enseñará cosas buenas y ocultas que tú no conoces.

Que te tengas una semana llena del cuidado y bendiciones de Dios.

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ESTAMOS EN LA MANO DE DIOS

Nosotras y nuestras obras, nuestras acciones, nuestros pensamientos, nuestras decisiones, absolutamente todo está en la mano de Dios.

Entonces nuestra confianza en Él debe ser indestructible, permanente, constante y firme, porque nuestro buen Dios, a quién servimos, siempre tiene sus brazos abiertos para ofrecernos su pronto auxilio y su protección. Sabemos que solamente en Él encontramos seguridad.

Sin embargo, estamos expuestas a que nos sucedan las mismas cosas que le suceden a aquellos que no confían en Dios. 

Por lo tanto, no deberíamos hacer una y otra vez la misma pregunta ¿Por qué me sucede esto a mí si soy cristiana?

Leamos el relato de Pablo y Silas en Hechos 16:16-3…

A Pablo y a Silas les pasó lo mismo que le pasa a cualquier delincuente: a los ladrones, a los asaltantes, etc. fueron a parar a la cárcel y fueron azotados. 

¿Qué hicieron Pablo y Silas?  ¿Se quejaron? ¿Renegaron? ¿Le reclamaron a Dios por lo que les estaba pasando…?  ¡No! Pablo y Silas no hicieron nada de esto.

Lo que hicieron Pablo y Silas fue Orar y Alabar a Dios ¡se pusieron a cantar himnos de alabanza!

Ellos no pelearon con Dios, “no se sintieron en el desierto”, no pelearon contra el diablo… ¿por qué? Porque estaban seguros que su vida estaba en la mano de Dios.

Ahora veamos:

  • ¿Qué hizo Dios? Hizo temblar la tierra, los cimientos de la cárcel se sacudían, las puertas de la cárcel se abrieron, las cadenas que los sujetaban se abrieron y ¿Qué pasó? Pablo y Silas experimentaron el poder de Dios.

Pero no fueron ellos los únicos que experimentaron el sobrenatural poder de Dios… ¡También el carcelero experimentó el gran poder de Dios!

  • ¿Qué hará Dios por ti? Te mostrará y te hará experimentar Su gran poder.

Si quieres experimentar el poder de Dios no busques donde fallaste, no busques culpables, solamente ora y alaba a tu Dios… para que tú también puedas ver la Gloria de Dios.

¿Qué le dijo Jesús a Marta cuando Jesús pidió que quitaran la piedra de la tumba de Lázaro? 40Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Juan 11:40

La fe es lo que nos permite ser fieles, porque al final de cuentas sabemos y creemos que nos pase, lo que nos pase… nos irá bien.  

Necesitamos creer que el cuidado de Dios siempre está con nosotros. Jamás dudemos del amor que Dios nos tiene, ni dudemos de su amoroso cuidado.

12Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; 13y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.” Eclesiastés 8:12-13

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