EL DIOS QUE ME VE

Por: Lily de Orozco

En esta era de la tecnología hay muchos distractores para nosotras, vamos a un lugar y nuestra atención fácilmente puede ser desviada por algo que nos atrae. Afortunadamente, no podemos decir lo mismo de Dios, cuando Él pone la mirada en alguien, no solo pone Su mirada, sino Su atención y Su cuidado. Él no solo nos ve, sino nos observa y obra en nuestra vida.

Según el diccionario de la RAE define: “ver” como percibir lo que está alrededor, y “observar” implica un examen más atento y detallado de lo que se percibe. En otras palabras, es poner atención a eso que estamos viendo, y si a esa atención le sumamos intención es probable que desarrollemos una acción como resultado.

  • SUS OJOS ESTÁN ATENTOS

La vida transcurre muy rápido, y nuestras responsabilidades nos hacen vivir corriendo de un lugar a otro y no nos damos cuenta cómo los días, las semanas y los años transcurren, sin embargo, en ocasiones nuestra rutina acelerada se rompe cuando nos encontramos con esos “Altos” en la vida; son esas paradas inesperadas que Dios permite en nuestro caminar: el despido de un trabajo, quebrantos de salud, el robo en un negocio, etc.

Esos “Altos” pueden tener diferentes características: algunos son demasiado largos, otros son cortos, pero muy dolorosos y en algunos casos, lamentablemente son definitivos, y es precisamente en medio de ellos que nuestra mente, es invadida por muchos pensamientos que nos llevan a sentirnos inseguras, desanimadas, estresadas o solas, a pesar de tener personas a nuestro alrededor.

Cuando la estabilidad se rompe los sentimientos afloran en nosotras, pasamos por altibajos emocionales que en ocasiones nos pueden llevar a dudar si Dios está enterado de lo que estamos enfrentando, sentimos por momentos que nuestra vida está pasando inadvertida ante los ojos de Dios.

Por esa razón, en los momentos más obscuros de nuestra vida es indispensable recordar y descansar en la esperanza de dos de los grandes atributos de nuestro Dios, Él es Omnipresente, es decir que, está presente en todas partes y Él es Omnisciente que significa que conoce y sabe todo.

Leamos lo que nos dice el Salmo 139:7-12 NTV¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu! ¡Jamás podría huir de tu presencia! Si subo al cielo, allí estás tú; si desciendo a la tumba, allí estás tú.Si cabalgo sobre las alas de la mañana, si habito junto a los océanos más lejanos,10 aun allí me guiará tu mano y me sostendrá tu fuerza.11 Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara, y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;12 pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti. Para ti, la noche es tan brillante como el día. La oscuridad y la luz son lo mismo para ti”.

Como hijas de Dios debemos sentir consuelo al comprender que nuestro Buen Padre siempre está atento, nada lo toma por sorpresa, sabe cada detalle de nuestra vida, aún nuestros pensamientos más profundos Él los conoce. Él jamás ha sido un Dios ausente o distante, nos ve en todo momento: está cuando somos felices, está en las victorias, como en las noches de insomnio o en aquellas en que nos hemos quedado dormidas entre lágrimas, todo pasa ante sus ojos y lo toma en cuenta.

Salmo 56:8 NTVTú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro”.

  • NO ESTAMOS SOLAS

Los “Altos” en nuestra vida son inevitables, por esa razón estar arraigadas en Cristo será nuestra fortaleza, el Espíritu Santo será quien nos lleve de la mano a toda verdad que está en La Palabra para cobrar aliento, esperanza y consuelo.

Como está registrado en Génesis 16:13 Él es El-Roi El Dios que me ve, en hebreo, pero no nos ve, como llevando solamente un registro de nuestra vida, Él observa y trabaja en silencio, aunque la respuesta no venga inmediatamente o de la forma que esperamos, no podemos dudar de Su presencia, amor y cuidado.

Dios usa todo para nuestro bien, Él va moldeando con Sus amorosas manos nuestra vida, preparándonos para el futuro y nos extiende Su bondad para poderle contemplar mientras pasamos estas etapas difíciles de la vida.

Recuerda, nosotras tenemos solamente una pequeña parte del paisaje, Él tiene el panorama completo y sabe lo que más nos conviene, mientras nos acompaña, Su paz nos inunda, Su misericordia se hace presente y Su gracia nos sostiene.

Dios te ve, así como:

  • Vio la angustia de Elías cuando era perseguido
  • Vio a Lea cuando era aborrecida
  • Vio el corazón de David mientras cuidaba ovejas
  • Vio la muerte injusta de Su Hijo en la cruz
  • Vio la obediencia y entrega de Pablo para compartir el evangelio.

Para terminar, comprender que Dios nos ve, nos invita a confiar en un Padre que nos conoce íntimamente a cada una, nos ama incondicionalmente y nos acompaña en cada paso de nuestro camino. Él es consciente de nuestros anhelos, temores, nuestros sueños rotos o cada herida del pasado, por esa razón, aunque estemos agobiadas y desconsoladas Sus brazos siempre serán el lugar más seguro al cual podemos correr.

“Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”. Hebreos 4:16 NBLA

Finalmente recordemos las palabras con las que Pablo nos anima:

“38 Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios.39 Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor”. Romanos 8:38-39 NTV

GENERACIÓN SÁNDWICH

Por: Lcda. Eunice Sabaján de Calderón

Existe en el mundo una generación llamada: “generación sándwich” y está compuesta por personas, en su mayoría mujeres, que se encuentran en una etapa de la vida, generalmente entre 35 y 60 años, en la que simultáneamente están criando a sus hijos y cuidan de sus padres mayores o suegros. El término fue acuñado en 1981 por la trabajadora social estadounidense Dorothy A. Miller. Ella lo utilizó para describir a las personas adultas que se encontraban cuidando hijos pequeños y padres ancianos, y que experimentaban una presión emocional significativa, y, aunque implica trabajo duro, tiene un gran valor existencial, relacional y espiritual en la familia y en la sociedad.

  1. ROL MULTIFUNCIONAL

La generación sándwich ocupa una posición intermedia en la estructura familiar, que conlleva múltiples funciones como, madre, hija, cuidadora, administradora del hogar, profesional, etc., además se debe actuar como puente afectivo y cultural entre abuelos y nietos. Es un eslabón en la cadena de transmisión de valores, historias familiares y afecto.

Es una función muy importante ya que los hijos aprenden a cuidar, observando a los padres cuidar de los abuelos. Es una responsabilidad que, si bien puede causar cansancio físico y emocional, también permite el desarrollo de habilidades como la empatía y la madurez afectiva, manifestándose también la paciencia, el caminar la milla extra, la perseverancia y otras más.

Debido a que el rol, o función, se enfoca en los extremos, es decir en los niños y en los adultos, la persona a cargo queda en segundo plano y algunas veces sus necesidades se vuelven invisibles. Es importante que el cuidador tome conciencia de que necesita tiempo para auto cuidarse y no caer en desánimo o mal humor.

El autocuidado y los límites sanos, como los tiempos de oración, escribir en un diario, meditar, pedir la bendición de Dios para las manos que cuidan, serán de gran beneficio.

En la Biblia encontramos el ejemplo de Rut y Noemí, Rut no solo fue nuera, sino una cuidadora y sostén emocional para Noemí, y podemos leer también que Dios bendijo su fidelidad con una descendencia que la lleva hasta Jesús.

“Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y adondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”. Rut 1:16

  • CANAL DEL AMOR DE DIOS ENTRE GENERACIONES

Las personas que cuidan de sus mayores y a la vez de los hijos, deben saber que son un puente generacional, un canal de vida, valores y fe, así como quienes llevan afecto para toda la familia. Este reconocimiento permite transformar la carga en una misión significativa, y transforma el desgaste en un camino de crecimiento y gracia.

Tomar conciencia del impacto del rol que se juega es importante. En la Biblia, el apóstol Pablo nos instruye en los deberes hacia los demás proveyendo una lista, diciendo en 1 Timoteo 5:8: “porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”.  

Podemos ver en este versículo que proveer para nuestra casa es una responsabilidad espiritual también.  

Además, para poder cuidar de otros es necesario atenderse a uno mismo. Marcos 12:31“…Amarás a tu prójimo como a ti mismo”… La pregunta aquí es, ¿me cuido?

Por otro lado, no debemos olvidar que existe un amor que enfrenta situaciones difíciles, pero que, al mismo tiempo, promueve el crecimiento espiritual y la resiliencia, como lo describe 1 Corintios 13:4-8: “El amor es sufrido, es benigno; al amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser” …

Cuando somos parte de esta generación sándwich, es necesario apoyarse en la familia y en la comunidad para buscar vínculos de apoyo. La iglesia como familia extendida ocupa un espacio importante al ayudar, visitar, orar en intercesión constante, es decir, brindar el acompañamiento espiritual. 

Para terminar, estar “en medio” puede parecer una carga, pero también podemos ver la ayuda que damos como la oportunidad que Dios nos da, “una posición estratégica” para transmitir Su amor en ambas direcciones. Y aunque a veces no se valore lo que hacemos, Dios sí lo ve, y si bien, no veamos resultados inmediatos, estamos sembrando semillas que darán su fruto en su tiempo.  

AMOR EN ACCIÓN

Por: Wendy Solares de Contreras

Elizabeth Elliot, esposa del misionero Jim Elliot, enfrentó una pérdida desgarradora cuando su esposo fue asesinado por la tribu a la que intentaba evangelizar. Él fue una de las cinco personas asesinadas durante la Operación Auca, un intento de evangelizar al pueblo Huaorani de Ecuador. A pesar del dolor, Elizabeth regresó a la misma tribu, 2 años después, para compartirles el amor de Cristo, logrando que muchos de ellos se convirtieran. Su decisión de amar no fue solo un sentimiento, sino una acción basada en la verdad del evangelio. Su vida nos recuerda que el amor verdadero se demuestra con hechos y no solo con palabras.

1 Juan 3:18 nos dice: «Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.

La vida de Jim Elliot y su esposa ha dejado un testimonio de amor y servicio, a pesar de los años seguimos escuchando su historia que nos enseña lecciones importantes para amar con hechos y en verdad, por esa razón debemos tener presente que, el amor verdadero se demuestra mediante acciones concretas y prácticas.

Juan 13:12-15 nos narra la historia de cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos, dándonos una muestra de humildad y amor incondicional a través del servicio. Jesús no solo predicó sobre el amor, Él lo vivió.  

Decir que amamos muchas veces no es suficiente, nuestras acciones deben respaldar nuestras palabras, practicando a diario actos de servicio en beneficio de cada uno de los miembros de nuestra familia, amigos, compañeros de estudio o trabajo, al practicarlo nos ayuda a ser conscientes de lo importante que es mostrar amor, cuidado y estima en sus necesidades primordiales.

Sobre este aspecto la Biblia nos narra la historia de Rut y Noemí demostrando un amor intencional. Lee Rut 1:16-17. El amor genuino no busca el reconocimiento ni ser correspondido, sino el bienestar del otro. La historia de Rut nos muestra el amor sincero e intencional hacia su suegra Noemí.  

Amar es una decisión diaria, una actitud del corazón que se manifiesta en actos deliberados.  Ser intencionales es detenernos y poder preguntarnos: ¿A quién puedo servir hoy?, es planificar o buscar oportunidades para reflejar el amor de Cristo.

Al igual que la historia de Rut y la de Jim y Elizabeth Elliot siguen inspirando a generaciones, enseñando que el amor no tiene miedo al sacrificio, y recordando que amar intencionalmente implica darlo todo, dejarlo todo por amor a Dios con hechos y con acciones, nosotras también tenemos oportunidades para inspirar y dejar un legado de amor, que también se manifiesta en el servicio.

Para finalizar, el amor en acción es el que se manifiesta en acciones concretas, no son promesas vacías, es el amor que nace de nuestro corazón cuando reconocemos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, solo teniendo una relación con Él podemos estar dispuestas a caminar la milla extra, a servir a nuestro prójimo, a pesar de cualquier cosa que pudiera separarnos.