NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO

Por: Lcda. Judith Cahuex Lemus

En la vida, muchas cosas parecen valiosas a simple vista, pero con el tiempo descubrimos que no lo son.

La Biblia nos advierte: “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga”. 1 Corintios 10:12 NBLA. Esto nos recuerda que, por más sabias que seamos, siempre debemos estar alertas y depender de la guía de Dios para no equivocarnos.

Este estudio reflexiona sobre dos historias bíblicas que enseñan el valor de confiar en la guía de Dios por encima de las apariencias:

1️⃣ Lo que vieron los ojos de Lot

El libro de Génesis en el capítulo 13 nos narra el momento en que Abram sale de Egipto, con Lot y TODAS SUS POSESIONES, en ese momento ambos habían sido muy bendecidos por Dios, al extremo de que ya no podían vivir juntos, debido a que tenían mucho oro, plata, ganado y tiendas, el campo ya no era suficiente para vivir y alimentar a sus familias y animales, ocasionando que los pastores de Abram y Lot discutieran constantemente.

Lot eligió la llanura del Jordán por su apariencia fértil, comparándola con el huerto de Jehová. Sin embargo, al instalarse cerca de Sodoma—aunque parecía una elección próspera—puso en riesgo a su familia. Abram, por su parte, confió en las promesas de Dios y supo que dondequiera que fuese, sería bendecido. El relato resalta la diferencia entre decidir guiados por lo que vemos versus decidir por fe.

2️⃣ Lo que vieron los ojos de Samuel

En 1 Samuel capítulo 16, podemos notar como los hijos de Isaí uno por uno desfilaron delante del profeta, las escrituras nos narran lo que pensó Samuel al momento de ver a Eliab: Sin duda que este es el ungido del Señor”. (16:6 NVI) Pero el Señor le dijo: “No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón”. 16:7 NVI

Y así, pasaron siete de los hijos de Isaí, pero a todos ellos los rechazó el Señor, por eso Samuel no tuvo más opción que preguntarle si tenía más hijos… Finalmente, fue David, el más joven y pastor de ovejas, quien fue elegido. “Este es; levántate y úngelo”. (16:12 NVI)

De nuevo el Señor nos enseña que podemos ser engañadas por lo que ven o juzgan nuestros ojos externamente, e incluso caer en la terrible actitud de despreciar a los de nuestra propia familia, por lo que a simple vista podemos ver.

La diferencia entre las dos historias se halla en que Lot se dejó llevar por lo que vio, por la lógica, el conocimiento común o adquirido y sufrió las consecuencias. Samuel, en cambio, aprendió a escuchar a Dios, a estar atento a sus instrucciones y encontró al que sería el nuevo rey de Israel.

La forma en que Dios actúa va más allá de nuestro entendimiento y naturaleza, y por más conocimiento que adquiramos, o habilidades que tengamos, no debemos tomar decisiones sin buscar primero Su aprobación. Si aprendemos a depender de Él, aunque nuestros ojos sean deslumbrados por lo que ven, podremos discernir Su voz guiándonos por el camino correcto.

Reflexionemos: ¿Estamos tomando decisiones solo por lo que brilla, por la apariencia? O ¿Estamos buscando la guía del Espíritu Santo, Su dirección?

Pidámosle a Dios que nos enseñe a ver como Él ve, de acuerdo con Su voluntad, con Su propósito. 🙏🏻 💜

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