EDIFICADORAS
Por: MSc. Aleyda Bedoya de Sánchez
1 Tesalonicenses 5:11 dice, “Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo”. NVI
El término edificar está enfocado el área de la construcción, pero en esta escritura el apóstol Pablo, después de mostrarles y advertir a los de la iglesia en Tesalónica lo que iba a pasar, nos hace una analogía de que no solo era importante estar animados, sino también ser edificadores para darle motivos, espacio o luz a la vida de familiares, amigos y comunidad; pues es en la convivencia donde se fortalecerá el vínculo de hermandad.
En nuestro diario vivir, todas estamos en diferentes etapas de construcción, algunas posiblemente ya están construyendo las paredes de su casa (vida) mientras otras apenas estamos poniendo el fundamento.
Nosotras podemos edificar a través de un mensaje de esperanza a aquellas personas que creen que la circunstancia es más fuerte que su sueño estancado; dar consuelo en los momentos precisos cuando sufren un duelo emocional, económico o físico; también otorgar palabras de exhortación y ánimo para que avancen y alcancen la meta que tienen en la vida o en el ministerio.
El Dr. Mario Puig dice que –el verdadero significado de las palabras no está en el diccionario, el significado auténtico de una palabra está en las emociones que esa palabra evoca–. Por ejemplo, podemos decirle a alguien, “tú puedes hacerlo” , esa pequeña frase puede darle más seguridad.
La Biblia dice: “Por lo tanto, busquemos todo lo que conduce a la paz y a la edificación mutua”. Romanos 14:19 DHH
Nuestras acciones deben ayudar a otras personas a crecer y prosperar.
Si nuestro propósito es edificar a otra persona, debemos esforzarnos por hacerlo con dos elementos claves: hablar con la verdad y amabilidad.
En Efesios 4:29 leemos: “No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan”. LBLA
“Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios nos perdonó en Cristo”. Efesios 4:32 LBLA
Para terminar, la grandeza de Dios no se agota y debemos buscar a través de la oración, meditación y lectura de Su Palabra, esa comunión con el Arquitecto, para que nos revele el aporte que podemos y debemos hacer para edificar sabiamente mi vida y la vida de las personas a mi alrededor.
Dios no crea las cosas por casualidad ni por accidente, tienen un propósito en Su corazón y estas cosas van mucho más allá de nuestra imaginación, de poder o influencia, se trata de ser Edificadoras que marquen una diferencia en la vida de quienes nos rodean.
El amor debe ser nuestra motivación si deseamos edificar a otras, es muy importante hacerlo por medio de la Palabra de Dios y la guía del Espíritu Santo.
¡Dios te bendiga! ![]()
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