RAÍCES PROFUNDAS
Por: Lucky de Orellana
Cuando tenemos una plantita a nuestro cuidado, sabemos que necesitará un cuidado especial para que se mantenga verde, bonita y llena de vida, es nuestra responsabilidad mantenerla con vida, así también cada una de nosotras tenemos esa misma responsabilidad en nuestra vida.
en Juan 15:4-7 dice: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí. 5 Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada. 6 El que no permanece en mí es desechado como rama inútil y se seca. Todas esas ramas se juntan en un montón para quemarlas en el fuego. 7 Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido! NTV
Específicamente en el verso 6 dice que “si nos separamos de Él nos secaremos”, nos puede pasar con nuestra plantita, si no la cuidamos y le brindamos lo que necesita, se nos muere. Posiblemente no sea un gran problema, ya que podemos comprar otra, pero con nuestra vida no es así, ¿te has detenido a pensar qué podría pasar si tu vida espiritual se seca?
Debemos ser intencionales y diligentes en cuidarnos, si no nos alimentamos adecuadamente, entendiendo por alimento la Palabra de Dios, comunión con Dios en oración y alabanza, entre otros. Si nuestro alimento es el debido, tendremos buenas raíces para permanecer firmes ante las circunstancias y dando mucho fruto.
DANDO FRUTO
Es muy fácil para el ser humano enraizarse en lo que el mundo ofrece, cosas que al final carecen de valor y son pasajeras. Como mujeres que conocemos a Dios y estamos enseñando a otras, debemos establecernos, crecer y fructificar en las obras que Él ha preparado para que hagamos.
Jeremías 17:8 dice: “Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
En este versículo Juan advierte sobre las consecuencias que puede sufrir un corazón apartado y desobediente a Dios.
Para finalizar, así como las raíces proporcionan estabilidad, alimento y una base firme para el crecimiento de un árbol, nuestro Dios ha dispuesto todo para que nosotras recibamos el alimento espiritual que nuestra vida necesita, y somos nosotras las responsables de alimentarnos con lo que Él nos da para así fortalecernos y resistir los vientos y las tormentas de la vida.
Cuando las raíces son fuertes y profundas dan como evidencia una vida plena, tenemos la seguridad de que no estamos solas, y con esa confianza podemos permanecer fieles a Dios.
¡ Dios te bendiga ! 💜🤗
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