APRENDER A ESCUCHAR A DIOS
Por: Wendy Solares de Contreras
Por lo general, siempre queremos expresar lo que sentimos y deseamos, hablar lo más pronto posible, para algunos es la oportunidad perfecta para decir lo que piensan, sin importar lo que puedan pensar los demás, pero cuando nos referimos a saber escuchar es más difícil.
“Recuerden esto, queridos hermanos: todos ustedes deben estar listos para escuchar; en cambio deben ser lentos para hablar y para enojarse”. DHH
En este versículo debemos notar el consejo del apóstol Santiago, es interesante que, generalmente, hacemos las cosas al revés, primero, nos enojamos, después hablamos y hasta después, posiblemente escuchamos.
Todo lo anterior sucede, porque no todas las personas hemos desarrollado la habilidad de escuchar, otras veces pasa, porque no queremos escuchar y rápidamente nuestra atención se dirige a otro lugar u otra cosa, y otras simplemente porque solo nos interesa escuchar lo que nos conviene.
Preguntémonos:
¿Será que nos distraemos rápidamente y olvidamos lo importante que es escuchar la voz de Dios?
¿Deseamos únicamente hablarle y exponer nuestras necesidades esperando que Él responda de acuerdo a nuestra conveniencia?
En Proverbios 15:31 leemos: “El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará”. Tenemos beneficios cuando escuchamos y ponemos en práctica lo que se nos dice.
Dios habla por medio de las sagradas escrituras
En 2 Timoteo 3:16-17 leemos que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Dios es el mismo de ayer, de hoy y por los siglos, Su Palabra viva sigue siendo la misma para nosotras, nuestras generaciones y épocas. Dios sigue hablando y nosotras necesitamos aprender a escucharle, Su Palabra es una lámpara para nuestro camino, es miel a nuestro paladar y guía para nuestra vida.
Si leemos, escudriñamos y meditamos constantemente en Su Palabra, ella nos enseñará, nos redargüirá, nos corregirá y nos instruirá; el Espíritu Santo será nuestra guía.
Para finalizar, Dios siempre ha deseado ser escuchado, Su voz es una realidad. Hablar con Dios es tan importante como escuchar Su voz, y no podremos escucharle si hablamos todo el tiempo.
Atendamos a Su voz, con corazón obediente en cualquier tiempo y lugar.
Dios te bendiga, ¡feliz inicio de semana! ![]()
![]()

