LA MUJER QUE SIRVE

Por: Silvia de Soberanis

Podemos decir que las mujeres casi siempre estamos sirviendo: a nuestra familia, amigos o vecinos, etc.; aunque la motivación para servir puede ser diferente en cada persona.

Hay quienes sirven para obtener un beneficio, por distinguirse de los demás, o bien, porque es parte de su trabajo, pero también hay personas que lo hacen por gratitud a Dios, por lo que Él ha hecho en su vida, por el amor recibido, por la obra que el Espíritu Santo ha hecho en ellas cambiando su vida para bien; ellas desean servir a Dios genuinamente.  

Independientemente de la razón o motivación que tengamos, con frecuencia el servicio o trabajo que se hace bajo autoridad de alguien es considerado como que: la persona que sirve está en un nivel más bajo, pero en el Reino de Dios funciona diferente, es lo opuesto: si quieres ser grande debes servir.

Encontrar nuestro propósito a través del servicio que hacemos nos permite enfocarnos: en a quién servimos y por qué lo estamos sirviendo.

¿CÓMO PUEDO SERVIR A OTROS?

Cada una de nosotras tiene que estar atenta en el lugar que Dios la ha puesto, para reconocer esas necesidades de servicio.

Para servir a Dios en las oportunidades que tenemos, debemos tener claro que Él demanda que seamos: cumplidas, honradas, veraces, responsables, etc.

Dios va a poner delante de nosotras diferentes situaciones para servirle: personas en el trabajo, familiares, vecinos, y en cada momento tenemos que recordar qué dice la Palabra de Dios para hacer y/o servir en cada una.

En ese ámbito de servicio, hay tres aspectos en los que podemos servir, aspectos en los que Dios se va a manifestar a través de nosotras:

El amor de Dios: porque hay personas que solo necesitan que les demos un abrazo, una palabra de ánimo, una palabra de esperanza.

  • El conocimiento de Dios: hay muchas personas que necesitan conocer a Dios y podemos servirles compartiéndoles lo que dice la Palabra de Dios, para que puedan conocerlo y llegar a tener una relación personal con Él.
  • El Poder de Dios: en algunos casos la persona tiene algún problema, por ejemplo, de salud, y posiblemente no sepamos qué es, pero nos atrevemos a orar creyendo lo que la Biblia dice, Lee Juan 14:12.

Tenemos que ser determinadas en nuestro servicio. A nuestro alrededor hay personas necesitando una manifestación del amor, del conocimiento y poder de Dios.

En algunas ocasiones, decimos: “No tengo tiempo”, “No sé qué puedo hacer”, “No tengo ninguna habilidad especial para servir”. Pero lo que realmente nos debe animar es que Dios no llama a los equipados, Él equipa a los llamados.  Leemos en la Biblia que Dios usó a hombres y mujeres para cambiar el curso de la historia, y sin duda alguna también puede usarnos a nosotras.

Servir a Dios a través de lo que Él ha preparado para que hagamos, tiene recompensa, el apóstol Pablo escribió: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. 1 Corintios 15:58 

¡Dios te bendiga!

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