Es asombroso el precio que se le da a las joyas que están hechas de piedras preciosas.
La actriz Marilyn Monroe dijo: «los mejores amigos de una mujer son los diamantes», sin embargo, ella murió sin esperanza y sumida en una profunda depresión… aún teniendo joyas carísimas.
UNA MUJER QUE VALE MÁS QUE LAS PIEDRAS PRECIOSAS En Proverbios 31:10, Dios dice el valor que tiene para él una mujer íntegra:
“ Mujer ejemplar, ¿quién dará con ella? Su valor excede al de las piedras preciosas.” RVC
Nosotras, como joyas preciosas, tenemos un precio altísimo que es la Sangre de Jesús. Y debemos tener claro que Dios no mira el parecer de afuera, sino que Él mira lo de adentro.
Las verdaderas joyas de una mujer nacen con el fruto del Espíritu Santo.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” Gálatas 5:22-23
Así como las piedras preciosas son cortadas y pulidas para que puedan ser de gran valor, es necesario que nosotras nos dejemos cortar y pulir por el Espíritu Santo, para que llevemos una vida en Santidad y agradable a Dios, y así convertirnos en joyas de gran valor.
La mayor belleza de una mujer está en tener un carácter agradable, en ser una persona gentil, amable, confiable, firme, respetuosa. Una persona que ama a Dios y trata de servir a todos lo que le rodean por ese amor a Dios.
Ese es el atuendo del que habla 1 Pedro 3:3
“Que la belleza de ustedes no dependa de lo externo, es decir, de peinados ostentosos, adornos de oro o vestidos lujosos, sino de lo interno, del corazón, de la belleza incorruptible de un espíritu cariñoso y sereno, pues este tipo de belleza es muy valorada por Dios.” RVC
En estos versículos, el apóstol Pedro no está diciendo que las mujeres no deban ser atractivas o que no deban arreglarse, puesto que una Nueva Mujer siempre debe tener una apariencia agradable, que muestre que es una hija del Rey de Reyes y Señor de Señores.
El apóstol Pedro está haciendo el llamado para que una mujer se preocupe principalmente de su interior, porque Dios está sumamente interesado en que nuestro corazón esté bien delante de Él.
Para terminar, el mundo dice que “vales por lo que llevas”, Dios dice que vales por lo que eres en Él.
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