Dios es un juez justo que siempre obra a favor de su pueblo. Nosotros dependemos de Su justicia porque es Él quien nos defiende cuando hemos sido ofendidos o calumniados, pero sobre todo necesitamos de Su justicia que es la que nos liberó del pecado.
La justicia de Dios se muestra al hombre en que siendo pecadores, nos acepta delante de Su presencia, porque Él mismo envió a Su Hijo a expiar nuestros pecados con el propósito de darnos el regalo de la salvación, de una nueva manera de vivir y por supuesto el don de la vida eterna.

Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Isaías 45:21
