LOS LÍMITES, Y YO

LOS LIMITES Y YO

 

La palabra límite puede causarnos diferentes reacciones cuando la escuchamos. Podemos sentirnos inseguras, culpables, con miedo, esclavizadas y con limitaciones; o por el contrario podemos sentirnos seguras y libres. ¿Qué sentimiento te ha causado al escuchar o leer la palabra límite?

 
¿QUÉ ES UN LÍMITE?:  Según el diccionario un límite es “término, confín, lindero entre dos entidades políticas o administrativas; línea, punto o momento que señala la separación entre dos cosas materiales o inmateriales.” Los límites nos ayudan a mantener un orden y guía en nuestra vida, es decir, requiere de nosotras responsabilidad y respeto.
 
Existen diversas clases de límites. Los «límites visibles» nos ayudan a saber hasta dónde podemos llegar o qué debemos hacer, ejemplo las señales, los muros, dónde empieza una propiedad y dónde termina, en Génesis 2:8, Dios estableció los linderos físicos del huerto, estaba delimitado el lugar donde Adán se movilizaría y le hizo responsable de su cuidado. Los «límites invisibles» espirituales, emocionales y morales son más difíciles de distinguir sin embargo, son tan reales e importantes como los físicos. Esta clase de límites define tu carácter, emociones y la cuida. Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón: Porque de él mana la vida”.
 
LOS LÍMITES Y MI RELACIÓN CON DIOS: La Biblia nos enseña que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, un ser con la capacidad de conectase y comunicarse con sus semejantes y con Dios.
Mi relación con Dios me ayuda a entender Sus límites, muchas veces es difícil aceptar Sus límites respecto a la libertad que Dios nos da, porque queremos que Él haga lo que deseamos.
Respetar la libertad que Dios nos ha dado implica que aunque no nos agrade, nos duela o nos enoje, aceptaremos Su voluntad y lo que Él decida para nuestra vida.
 
Dios respeta nuestros límites. En su relación con la humanidad, Dios se da a conocer y muestra Su carácter y Su amor, respetando, el libre albedrío con el cual Él creó al hombre y a la mujer. Él nos ha dejado un espacio para que actuemos con libertad y tomemos nuestras propias decisiones.
Podemos ver el ejemplo de esto desde Adán y Eva; Dios establece los límites y permite que el hombre y la mujer escojan según su deseo, pero no sin antes advertir y exponerles las consecuencias Génesis 2:16-17. En Deuteronomio 30:15-16 dice: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal”, las alternativas fueron comunicadas.
¿Cuáles fueron las consecuencias por haber quebrantado el límite de Dios? perdieron su relación con Dios, y todo lo bueno que esta relación implicaba.
Dios espera que respetemos Sus límites.
Respetar la libertad de Dios significa que aunque no nos agrade, nos duela o nos enoje, aceptaremos que Él tome Sus decisiones, aceptando Su voluntad. Debemos entender que Él es Dios y Señor, por lo tanto no lo podemos manipular ni obligarlo a que haga lo que deseamos, Jesús nos da el ejemplo de respetar los límites de Dios Mateo 26:39, 42 y 44.
 
LOS LÍMITES Y MI FAMILIA: Las relaciones familiares también demandan límites. Así como Dios establece el límite en la nueva pareja que debe dejar a padre y madre, Génesis 2:24, de la misma manera se aplica a las relaciones con los hermanos, tíos, primos, sobrinos, cuñados, etc.
 
LA SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS DE LÍMITES PROMUEVE RELACIONES SALUDABLES: De nuestros padres heredamos los patrones de relaciones, sean adecuados o no. Si necesitas desarrollar límites adecuados algunos pasos que pueden ayudarte son:
 
1. Reconoce como persona adulta que la relación en tu familia ha cambiado, tienes un manual, la Palabra de Dios que te enseña nuevas maneras de relacionarte.
2. Identifica qué límites están afectado tu relación con tus padres o hermanos.
3. Haz una lista de las cosas que te puedan ayudar a mejorar tus límites.
4. Necesitas alejarte de quiénes no respetan tus límites para evitar ser lastimada.
5. Aprende a responder, no reacciones solamente.
 
NO TE PIERDAS LA PRÓXIMA SEMANA, CONTINUAREMOS CON LA SEGUNDA PARTE DE NUESTRA REFLEXIÓN…

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